lunes 29 diciembre 2025

La Protesta de Baraguá: Cuando Cuba dijo «No» al colonialismo 

Hace 147 años, Antonio Maceo y los mambises reafirmaron que la dignidad no se negocia. Su legado sigue vivo frente a las adversidades actuales.

El 15 de marzo de 1878, bajo los mangos de Baraguá, el Mayor General Antonio Maceo alzó su voz para rechazar el Pacto del Zanjón, un acuerdo que pretendía silenciar la lucha independentista cubana sin garantizar la libertad ni la abolición de la esclavitud. Este acto de rebeldía, conocido como la Protesta de Baraguá, encapsula el espíritu indomable de un pueblo que, entonces y ahora, se niega a claudicar. 

La Guerra de los Diez Años (1868-1878) llegaba a su fin tras una década de sacrificios. Sin embargo, la desunión entre los líderes independentistas, el caudillismo y las indisciplinas debilitaron la Revolución. El Pacto del Zanjón, impulsado por España, ofrecía una paz sin independencia, aprovechando las divisiones internas. 

Mientras algunos jefes mambises aceptaron el acuerdo, Oriente y Las Villas mantuvieron viva la llama de la resistencia. En este escenario crítico, emergió la figura de Antonio Maceo, el Titán de Bronce, cuyas heridas de guerra no mellaron su determinación. 

Tras recuperarse de ocho heridas (cuatro en el pecho) sufridas en el combate de Mangos de Mejías, Maceo regresó a la lucha en enero de 1877. Alertado por rumores de negociaciones con España, buscó al médico Félix Figueredo para confirmar lo inaceptable: parte de la dirigencia había cedido. 

En febrero de 1878, durante el funeral de Mariana Grajales (madre de los Maceo), el Generalísimo Máximo Gómez le reveló los detalles del Zanjón. Ambos coincidieron: no había espacio para la rendición.

El 15 de marzo, Maceo y el capitán general español Arsenio Martínez Campos se enfrentaron en una histórica entrevista. El diálogo, breve y contundente, quedó grabado en la memoria cubana: 

> Martínez Campos: “Pero es que ustedes no conocen las bases del Convenio del Zanjón”. 

> Maceo: “Sí, y porque las conocemos es que no estamos de acuerdo”. 

> Martínez Campos: “Entonces, no nos entendemos”.

> Maceo: “No, no nos entendemos”.

Tras el tenso intercambio, se acordó reiniciar las hostilidades en ocho días. Fulgencio Duarte, testigo del momento, resumió el ánimo: “¡Muchachos, el 23 se rompe el corojo!”. 

Aunque la guerra no pudo sostenerse por la falta de recursos y unidad, la Protesta de Baraguá se erigió como símbolo de integridad revolucionaria. Maceo no solo defendió la independencia y la abolición de la esclavitud, sino que salvaguardó el honor de Cuba. 

Hoy, frente al bloqueo estadounidense y las presiones externas, el mensaje de Baraguá resuena con fuerza: los cubanos, ante la adversidad, ni se rinden ni se dejan vencer.

La Protesta de Baraguá no es solo un episodio histórico: es un faro que ilumina la resistencia anticolonial y antimperialista. Como escribió José Martí, “Baraguá es lo más glorioso de nuestra historia”. Hoy, ante nuevos desafíos, Cuba sigue escribiendo su propia epopeya: sin claudicar, sin doblegarse.

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Los juristas son, en principio, servidores públicos imprescindibles.
Saludos desde México. La cultura de la previsión así como la calidad en el trabajo ayuda a los pueblos de…
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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
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