En el vibrante y culturalmente rico paraíso de Santiago de Cuba, nació el 17 de agosto de 1950 una figura clave del teatro cubano que ha dedicado su vida a la expresión artística y al fortalecimiento de la comunidad: Nancy Campos Neira
Desde sus humildes comienzos en el municipio de Alto Songo, su recorrido por el mundo del teatro ha estado marcado no solo por su indiscutible talento, sino también por su compromiso inquebrantable con la cultura y la comunidad.
A los cinco años, su familia se trasladó a la ciudad de Santiago, donde los primeros pasos de su vida artística tomaron forma. Desde su infancia, la escuela Juan Clemente Zenea y la facultad en la escuela Conrado Benítez le brindaron un sustrato educativo en el que germinó su amor por el arte dramático. Fue a los 17 años cuando, animada por una convocatoria, se presentó al Conjunto Dramático de Oriente, iniciando así su carrera profesional el 1 de agosto de 1968 con la obra «La Reina de Bachiche», escrita por José Milián y dirigida por Miguel Lucero.
Este primer contacto con el teatro fue el trampolín que la catapultó hacia un camino lleno de aventuras y desafíos. Con una dedicación meticulosa, se unió al Cabildo Teatral Santiago, un colectivo fundado con la intención de explorar nuevas formas de hacer teatro. “Queríamos ir al encuentro espiritual de la comunidad, actualizar la historia en un contexto que resonara con nuestros altos valores culturales”, Nancy Campos Neira ya, mostrando la pasión que guía su arte.
Durante sus 19 años en el Cabildo, se convirtió en un pilar del grupo, dejando su huella en obras emblemáticas como «Santiago Apóstol», «El 23 se rompe el Corojo», «Juan Jaragán y los Diablos», y «El Macho y el Guanajo». Cada pieza que interpretó fue una oportunidad para conectar con la identidad profunda de su nación, reflejando la riqueza cultural y la historia de su pueblo a través del arte dramático.
En 1988, su compromiso con el teatro social la llevó a cofundar el proyecto «Calibán». Junto a otros artistas, el grupo se dedicó a llevar el teatro a las montañas orientales, trabajando en el III Frente Frank País con el Ejército Juvenil del Trabajo. Sus esfuerzos en estas comunidades no solo fueron profundamente apreciados, sino que también fueron reconocidos oficialmente por el ejército de la región. Esta labor, que se extendió por varios años, la consolidó como una Vanguardia Nacional por más de cuatro años, un testimonio de su impacto en la sociedad cubana.
Después de su paso por «Calibán», en 1995 se unió al grupo «Gestus», donde continuó explorando su pasión por el teatro durante cinco años más. El 9 de marzo de 2000, su vida personal se entrelazó con su vida profesional al crear el proyecto teatral «A Dos Manos» junto a su esposo, Dagoberto Gainza Pérez. Juntos, han logrado construir un legado que los ha llevado a ser reconocidos y aplaudidos tanto en Cuba como en el extranjero.

Desde el inicio este fue un grupo familiar y por eso se llama a dos manos la compañía. Su trabajo según nos comentó que es con fin de llegar a todos y que le encanta trabajar con los jóvenes. Como mujer no se le ha presentado ningún tipo de problemas, al contrario se le han abierto muchas puertas. Muchos son los premios que engalanan la hermosa trayectoria de esta mujer. Nancy comentó que muchos festivales han desaparecido y que al mismo tiempo muchos actores se fueron de la compañía y tomaron la decisión de continuar su esposo Dagoberto y ella. El próximo 9 de marzo la compañía celebra 25 años de fundada el tiempo pasa y los años también ya no soy la misma mi obra está casi terminada como directora, Quiero que me dirijan y me enseñen nuevas experiencias. Expresó Campos Neira.
Los años han pasado y me siento bien por todo lo que hemos hecho, pero no estoy satisfecha me quedan muchas cosas por hacer y esperó conseguirlo.
Mujeres positivas como Nancy abundan diariamente en el andar cotidiano cubano, con disímiles problemas, pero no son motivos de dificultad para hacer las cosas. Le recomienda a las mujeres que no se queden en sus casas con las ganas de hacer lo que desean, que estudien se preparen y resuelvan sus problemas y sus aspiraciones. Además busquen los resultados que desean y lograr ser escuchadas.
Las mujeres pueden ser ingenierías directoras, podemos hacer una pila de cosas. Así terminó Nancy este momento dónde con su frase recoge el inmenso valor de la mujer y más el de las cubanas.