lunes 17 marzo 2025

«¿Trajo los tres pesos?», una pregunta que nunca más se hizo

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Granma
Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
En el municipio de San Luis, en Santiago de Cuba, «desde los grupos básicos y los equipos multidisciplinarios e intersectoriales se está ganando la pelea a la mortalidad infantil»

Autor: Luis Alberto Portuondo

A la familia Larrea Suárez la muerte la acechaba todo el tiempo. Gilberto y Clara habían contraído matrimonio en 1950, y perdieron 11 embarazos. «Incluso, mi abuelo materno había votado por un Concejal, a cambio de una consulta en la Clínica de los Ángeles, con la esperanza de que esa especie de maldición cesase», comenta Clarita.

Clara se encontraba entre el 60 % de las cubanas que, antes del triunfo de enero de 1959, acudían a las comadronas porque su situación socioeconómica no les permitía el acceso a hospitales y consultas de ginecobstetricia. «Mi madre me contaba que, cada vez que tocaba la puerta de la comadrona, tenía que responder a una contundente pregunta: ¿Trajo los tres pesos? Ese era el precio de los abortos. Mi padre tenía un salario mínimo en el central Santa Ana de Auza», añadió la nacida en 1965, en la Clínica de los Ángeles, de la ciudad de Santiago de Cuba, y que ya no era exclusiva de la clase pudiente ni de los que recibían «los favores» de un político a cambio de votos; o de quienes, a costa de grandes sacrificios, se asociaban al Hospital.

En San Luis, su pueblo natal, solo había una Casa de Socorro y un médico municipal. «Mi abuela materna, llamada Antonia, había muerto por una preeclamsia en 1934, dejando huérfanos a cinco niños. En aquella época, la mortalidad materna era de 130, por complicaciones de parto, aborto y la hipertensión en el embarazo», destacó esta apasionada por la historia local, quien se integró desde muy joven a la Federación de Mujeres Cubanas, «y aprendí mucho de Vilma, cuyo ejemplo inspira todavía».

En medio de un contexto tan adverso, «y de mucha desesperanza, mi padre se integra a la lucha clandestina, y mi mamá lo apoya en actividades en San Luis y Palma Soriano. Cuando triunfa la Revolución, ambos se incorporan a las tareas, mi papá las asume en el Partido. Estuvo en la constitución de su primer Comité Central y lideró la organización en San Luis, cuyo cuartel fue transformado en el Hospital Clodomira Acosta. Allí trabajó mi tía Celeste y desde él remitieron a mi mamá para que me diera a luz en Santiago. Soy sietemesina, pero la matriz de mi mamá pudo contenerme durante ese tiempo porque los primeros médicos que Fidel envió a los pueblos, algunos de ellos soviéticos, la atendieron de manera especial, al punto que pudo concebir también a un varón, nacido de ocho meses en 1967, y que hoy goza de salud».

Clara Larrea Suárez –Clarita para todos–, es fruto del amor de sus padres –que murieron con más de 90 años de edad–, y de un sistema de Salud que, en el municipio de San Luis, en 2024, redujo a cero la mortalidad infantil y a uno por cada mil la materna. «La Revolución que tanto defendieron mis padres ha sido la garante de esa proeza, en una situación también difícil, pero en la que el pueblo es la prioridad», dijo, con lágrimas en sus ojos, al tiempo que le satisface «que mis dos hijos hayan nacido en hospitales, haber disfrutado de una licencia de maternidad que hoy llega hasta 15 meses con su retribución monetaria, y no haber tenido la mala suerte de mis pobres abuelos».

CUANDO LA VIDA SE PROTEGE DESDE LA CONCEPCIÓN

Actualmente, San Luis tiene 84 consultorios del médico y la enfermera de la familia y un Hospital General –fundado por el Comandante en Jefe, en 1989–, con mayor capacidad y servicios que el otrora cuartel, en el cual «el servicio de Ginecobstetricia tiene 43 camas, pero desde los grupos básicos y los equipos multidisciplinarios e intersectoriales se está ganando la pelea a la mortalidad infantil», describió la doctora Maité Acosta Morales, una de las responsables del Programa Materno-Infantil (PAMI) en este municipio santiaguero.

Desde la consulta de Planificación Familiar y Reproducción Asistida, «estamos enfocados en un embarazo exitoso, precedido por buenas prácticas y con el apoyo sustancial de sicólogos, enfermeras, genetistas y otros especialistas. En 2024 logramos siete embarazos, y se integraron 27 nuevos casos», expuso la doctora Leorkis Colás Stevens, quien encabeza esta consulta que se realiza «todos los jueves, y que llega hasta las zonas más intrincadas».

De manera que hubo 756 nacimientos y «ninguna muerte infantil; solo perdimos a una madre que, tristemente, no acudió a tiempo a nuestros servicios. En San Luis hemos logrado un balance nutricional adecuado, la disponibilidad de los recursos y el trabajo social y comunitario enfocado en el bienestar de las gestantes y el apoyo a las familias, independientemente de las complicaciones económicas del país», precisó Acosta Morales.

En este empeño por la vida y el futuro del país, el doctor Maikel Soca Muñiz, médico del Consultorio No.10, visita a 20 embarazadas, «no pocas adolescentes entre 13 y 17 años de edad, lo que de por sí es un factor de riesgo, dadas sus características biológicas y sicosociales. Es uno de mis principales deberes como médico, sin descuidar todo lo demás que implica la atención primaria de Salud».

En medio de esos menesteres, Granma constató cómo fue conducida una adolescente de 17 años, en situación de vulnerabilidad, «que ya tiene un hijo que nació con bajo peso y, dada su condición mental, sostiene una conducta sexual desordenada. Hemos decidido ingresarla en el Hogar Materno Clodomira Acosta Ferrales, en cumplimiento de los protocolos», refirió el joven galeno.

UN HOGAR DE PRESENTE Y FUTURO

Unos 15 millones de pesos fueron invertidos para la conversión del Instituto Politécnico Lázaro Peña González en un moderno Hogar Materno, «con capacidad para 50 camas –con algunos cubículos climatizados–, y los servicios estomatológicos y de extracción de sangre; así como de Nutrición, Sicología, cinco médicos y un especialista en Ginecobstetricia y Perinatología», precisó la doctora Nidia Olivera Revilla, quien dirige el Clodomira Acosta.

Hasta esa institución de Salud llegó el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en mayo de 2024. «A cinco meses de su inauguración, la visita reforzó el compromiso nuestro con el Programa Materno Infantil», rememoró Olivera Revilla. «Lo realizado aquí demuestra cuánto podemos hacer en función de la salud de nuestro pueblo, solo resta organizar los recursos humanos y materiales para que el servicio sea de excelencia», enfatizó el mandatario.

«Aquí es muy buena la atención médica, los alimentos deliciosos, no faltan la leche, la carne y las verduras, tampoco las frutas. Tengo cuatro meses de un embarazo de riesgo de parto prematuro; este va a ser mi cuarto hijo», comentó la joven de 27 años, Beatriz Lara Pender.

Sadaine Montero Díaz, de 20 años, será madre primeriza, «vine confiada a este Hogar y, de manera voluntaria, una amiga me había dicho que las condiciones son muy buenas, pero que eran muy rigurosos en el cumplimiento de los protocolos. Otra amiga se estaba negando a ser ingresada hasta que comprendió el riesgo que corría su vida y la del bebé. Ya estoy en las 32 semanas, pronto lo tendré en mis brazos y dándole lactancia materna exclusiva, como me insiste la doctora».

En los pases de visita, que se realizan todos los lunes, «evaluamos cada uno de los casos. Nos acompañan los trabajadores sociales, porque una gestante procede de un hogar y ahí tiene sus situaciones; procuramos que sean resueltas en la medida de las posibilidades», aseguró Liuba Santana Pérez, sicóloga del Hogar.

«La atención sicológica es imprescindible. Aquí hemos tenido adolescentes de 13 años, mujeres en situación de vulnerabilidad, otras cuya familia es disfuncional. Como mínimo les prestamos 45 minutos de atención en la consulta o, incluso, en el propio cubículo. También nos enfocamos en que las relaciones interpersonales de las pacientes, los profesionales y el personal de servicio sean las mejores, para que, de alguna manera, prime el ambiente familiar», enfatizó la sicóloga.

Ni por un instante, el equipo multidisciplinario se desentendió de la adolescente que el doctor Maikel trajo, «incluso con intentos suicidas. Ya contactamos con otras instituciones, con los factores de su comunidad y con la Comisión de Atención de Prevención y Atención Social. Forma parte de las 25 pacientes que tenemos», manifestó la responsable del Hogar.

Esta institución de Salud se ha convertido en una de las prioridades del sector cooperativo-campesino. La leche, las carnes, las viandas, frutas, vegetales e incluso ropa y otros avituallamientos son donados de manera regular, además, por medianas, pequeñas y microempresas del sector no estatal. «Eso da un valor extraordinario a nuestro trabajo. Siento un orgullo y un compromiso inmensos», reveló Yoandri Clavijo Vega, joven usufructuario que donó, entre otras cosas, «frijol, calabaza y leche de vaca».

No obstante, los logros implican mayores compromisos y un mejoramiento constante del PAMI, con la integralidad como premisa y los vínculos estrechos entre familias, comunidades, instituciones, para que, más allá de las estadísticas, la satisfacción sea tangible en el nivel y la calidad de vida de madres e hijos.

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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
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