En estos tiempos difíciles para el país y a pesar de las celebraciones de los adversarios adelantándose a ”la quiebra del régimen”, las autoridades y la mayoría de la población cubanas mantienen la postura firme de que “estamos y seguiremos de pie”.
Gracias a las reservas acumuladas, los valores y la solidaridad fomentados por la revolución, Cuba ha enfrentado con determinación las múltiples calamidades dejadas por los huracanes Óscar y Rafael y los temblores de tierra, ocurridos durante los últimos días de octubre y primeros de noviembre, en el oriente y occidente de la isla.
Uno de los sectores más afectados resultó ser el de la vivienda, lo que ha implicado pérdidas materiales significativas para sus habitantes, según un informe preliminar brindado por Joaquín Alonso Vázquez, ministro de Economía y Planificación de Cuba, que asegura que entre los tres eventos se han registrado más de 34 mil inmuebles dañados, incluyendo derrumbes totales, parciales y afectaciones en las cubiertas como los más significativos.
Indudablemente, además de los daños a la vivienda, las pérdidas más alarmantes abarcan varios sectores vitales como el eléctrico, la agricultura, la salud pública, la educación, así como las instalaciones comerciales y de comunicaciones, entre otros que desempeñan un papel imprescindible en el bienestar de la población.
Pero es conmovedor presenciar cómo la población se movilizó con sus propios medios y recursos, actuando sin necesidad de órdenes ni directrices, para brindar apoyo a los damnificados, demostrando que la solidaridad sigue siendo una de las cualidades más destacadas en la mayoría de los cubanos.
Es un hecho que este año no habrá crecimiento en el producto interno bruto; las consecuencias dejadas por los huracanes y los terremotos, sumadas al endurecimiento del bloqueo que los extremistas y lacayos intentarán imponer, son demasiado graves, pero frente a esas circunstancias, no se contempla la rendición, sino un incremento significativo del trabajo.
Frente a esta situación, según aseguran las autoridades gubernamentales, «los planes de recuperación ya están en curso», los cuales se encuentran fuertemente ligados a la disponibilidad de recursos y a la determinación del país de mejorar el fondo de viviendas y reforzar su capacidad de adaptación y resistencia ante el cambio climático.
Con la solidaridad y asistencia internacional, y haciendo hincapié en el trabajo arduo como pilar fundamental, se alcanzará la ansiada recuperación. Ese espíritu de resistencia y creatividad ante la adversidad seguirá siendo el motor impulsor de las metas de los cubanos.