“Al volver de distante rivera / con el alma enlutada y sombría, / afanoso busqué mi bandera / y otra he visto además de la mía”.
Esos versos forman parte del poema Mi Bandera escrito por el poeta y patriota matancero Bonifacio Byrne, tras regresar a la isla en marzo de 1898 después de terminada la guerra independentista y ver ondeando en El Morro habanero, además de la enseña cubana, la norteamericana, como símbolo del país intervenido por el naciente imperio yanqui.
“No la veis mi bandera es aquella, / que no ha sido jamás mercenaria / y en su triángulo brilla una estrella, / con más luz cuanto más solitaria”.
Esa era la aspiración de varias generaciones de cubanos que durante 30 años lucharon y derramaron su sangre para que la bandera de las dos franjas blancas, tres azules, el triángulo rojo y la estrella de plata, ondeara sola al viento libre y soberana, aspiración que no pudo cumplirse por la intervención yanqui en la isla y la traición de unos malos cubanos a su pueblo y a sus mártires.
“Con la fe de las armas austeras, / hoy sostenga con honda energía, / que no deben flotar dos banderas / donde basta con una ¡la mía!”.
Bonifacio Byrne nació el 3 de marzo de 1861 en Matanzas y murió un día como hoy 5 de julio, pero del año 1936 en su ciudad natal.
Su poema MI Bandera causó conmoción entre los cubanos de su generación y ha sido proclamado desde entonces como un himno más de nuestras luchas, porque como expresara él en la última estrofa de su poema: “Si desecha en menudos pedazos / se llega a ver mi bandera algún día, / nuestros muertos alzando los brazos / la sabrán defender todavía”.
Los cubanos de hoy le aseguramos al poeta matancero Bonifacio Byrne, que su bandera ondeará por siempre como él la quiso, solitaria y libre.