Asalto al Hotel Zaza

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Granma
Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
Labores constructivas procuran rescatar y poner en funcionamiento, antes del 26 de julio, áreas de esa instalación

Autor: Pastor Batista Valdés

Mientras miles de niños duermen plácidamente la mañana, como preludio de un merecido periodo vacacional, las pequeñas Lauren y Liss llegan desde muy temprano al Hotel Zaza, a unos diez kilómetros de la ciudad de Sancti Spíritus, para acompañar a Laura Mármol Hernández, su mamá, quien no les perderá pie ni pupila, durante todo el día, a trabajos que tienen lugar allí para rescatar y poner en funcionamiento, antes del 26 de julio, áreas de esa instalación.

¿Y qué tiene eso de noticioso o de interés público?

Muy sencillo: si ambas niñas realizan cada día ese sacrificio, difícilmente alguno de los constructores que intervienen en las faenas (más de un centenar) eche para atrás o le saque pie al acelerador, a lo largo de unas diez horas de intenso ajetreo.

Mantener ese ritmo, e incrementarlo en caso necesario, es el único modo de arribar a la patriótica efeméride con el hotel ofreciendo, otra vez, una parte de sus servicios, para bien de la población.

«La tarea no es fácil –comenta Yimmy Sánchez Díaz, contratista de la obra– no solo porque el tiempo apremia, sino también por el grado de deterioro que presenta la instalación, luego de un largo periodo sin uso.

«El ejemplo está en la cubierta: toda en muy mal estado, lo que ha conllevado acciones generales de impermeabilización. Eso avanza sin dificultad, al tiempo que se trabaja para rescatar inicialmente 32 habitaciones, la mitad de las cuales están muy dañadas, algunas incluso sin paredes».

Así, en el Zaza confluyen hombres procedentes de Varadero, La Habana, Villa Clara, Ciego de Ávila, Trinidad y Sancti Spíritus, empeñados en transformar totalmente la fachada, el lobby, el bloque habitacional, los pasillos, la piscina, los baños públicos, el snack-bar, la sala de juegos, la cafetería, la discoteca…

Unos pertenecen a sucursales de Emprestur s.a., otros a mipymes como la denominada D´Obras (moronense) y Génesis (trinitaria), o a la cooperativa de crédito y servicios Julio Hidalgo, de Cabaiguán, todos con sus «hierritos» a cuesta, o encima de ellos.

«Hasta ahora no hemos tenido serios problemas con los recursos o con el combustible para asegurar las labores, y cuando ha surgido algún obstáculo, se ha despejado» –añade Yimmy, en concordancia con la opinión que también tiene Abdel Jiménez Delgado, encargado de la logística.

Con toda la precaución que esa labor requiere, el obrero Pedro Taile raspa con una espátula la maltrecha pintura en uno de los «aleros», cuando una voz anuncia que ha llegado la merienda.

«Con eso, ni con la alimentación en general, ha habido dificultad –me dice– a pesar de la situación difícil que, como todos sabemos, está atravesando el país. Pienso que quien se queje es porque quiere».

POR ELEMENTAL RESPETO

Nadie imagine que esto es coser y cantar, o lo que es igual (en este caso): solamente batir mezcla y adelantar.

Mientras cumplen a pie de letra lo que les corresponde, a hombres como Osmany González Rodríguez, jefe de brigada de la mipyme Génesis, les preocupa, y mucho, la calidad con que transcurra todo lo que se está ejecutando allí.

Por experiencia, él sabe que los maratones contra agujas de reloj sientan su riesgo. Y en el Zaza hay que hacerlo todo bien, por elemental respeto a la obra, a quienes este mismo verano volverán a disfrutar parcialmente de ella y, sobre todo, a los pininos (gastos) que hace el territorio para garantizar materiales tan escasos como caros, que varias obras y proyectos agradecerían no menos en sectores como los de la salud, la educación y otros de alto impacto social también.

Los espirituanos, sin embargo, no podían permitir que el tiempo y otros «agentes no tan naturales», acabaran desplomando de forma irremediable a su entrañable hotel.

La celebración del 26 de Julio ha traído una solución que, más allá de los criterios que pueda generar, agradecerán miles de personas que, si bien tienen el deber de afincar rodilla en tierra, trabajando, tienen, igualmente, el derecho a disfrutar de una recreación sana, mucho más en un contexto tan complicado como el que vive hoy toda la nación

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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
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