Hay celebraciones a nivel internacional que nunca podrán pasar inadvertidas por ser relevantes en la vida de todos los seres humanos y porque en manos de las gobernaciones está la solución de problemas persistentes, fruto de una marcada desigualdad social. Y es que este 7 de abril, señalado como el Día Mundial de la Salud, recaba de una inexcusable reflexión por un nuevo orden.
Según se conoce, desde el 22 de julio de 1946 fue acordado por los 61 miembros de las Naciones Unidas, la referida celebración, que se hizo efectiva, a partir de 1950, en reconocimiento al aniversario de fundación de la Organización Mundial de la Salud, dada dos años antes. Desde entonces, el calendario anual señala esta fecha y se dedica a un tema, en razón de destacar un área de prioridad.
El slogan que identifica la jornada “Mi salud, mi derecho”, no es una simple mención, sino la urgencia de un llamado a la imprescindible atención a las personas, sin que medien diferencias, con respeto y el debido reconocimiento a la condición humana, y sin imposición de poder económico. Se trata del derecho universal de los individuos a acceder a los servicios de salud y a la información necesaria para la preservación de la existencia.
El Sistema de Salud cubano es un indiscutible paradigma por sus sublimes principios, lo que no solo se constata en todo el entramado de atención, donde no falta ninguna figura de la sociedad.
En el artículo 72 de la Constitución de la República se establece que “La salud pública es un derecho de todas las personas y es responsabilidad del Estado garantizar el acceso, la gratuidad y la calidad de los servicios de atención, protección y recuperación”.
A seguidas también refiere que “El Estado para hacer efectivo este derecho, instituye un sistema de salud a todos los niveles accesible a la población y desarrolla programas de prevención y educación, en los que contribuyen la sociedad y las familias”.
En toda Cuba y más allá de su geografía se conoce que el tesoro más preciado de la obra de la Revolución es el ser humano, de ahí que una de sus mayores conquistas es y siempre será la salud, preciada de humanismo y solidaridad, en el ejercicio cotidiano, dentro y fuera del territorio nacional, porque, como también refiere la Constitución, todas las personas tienen derecho a la vida y eso lo incluye todo, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y todo lo que tribute a su desarrollo integral.
La dimensión del slogan que preside la Jornada está cifrada y tal parece su fundamento de origen aquel informe a la VII Cumbre de los Países No Alineados, celebrada en la Habana de 1983, cuando Fidel dijo:
“En tanto la salud no sea considerada como un derecho fundamental del hombre y un deber de la comunidad, en tanto no se reconozca la responsabilidad del Estado y la Sociedad en la atención y cuidado de la salud a escala nacional e internacional, en tanto no se luche frontalmente contra la pobreza, el hambre, la ignorancia, la insalubridad, poco será lo que podrá lograrse en el mejoramiento de la salud humana en el mundo subdesarrollado”.
Ante todos los países del planeta recae la responsabilidad de la vida, verdad vigorosa que no requiere respuestas a los porqués y deviene sentencia.
