Los valores y el amor en la formación de los hijos

El fortalecimiento de la familia, a partir del reconocimiento de su encomiable rol en la sociedad,  constituye una prioridad entre los sublimes propósitos del Estado cubano y aunque es un tema recurrente vale volver con una mirada necesaria.

Los hijos, como uno de los componentes esenciales, no solo requieren del cuidado de su salud, desde que nacen, sino de una formación, que les permita asumir las responsabilidades como seres humanos.

En Cuba, a la par de garantizar la salud por igual para todos, tiene prioridad vital el crecimiento sano de los niños, de ahí un seguimiento permanente por el médico, especialistas y paramédicos en cada comunidad. A la vez se le atribuye igual importancia a la formación, en consonancia con los principios y valores de la sociedad.

En correspondencia con dicho propósito la escuela y la familia, devienen un binomio esencial, pero si de responsabilidad e influjo se trata, el núcleo parental es determinante.

No es nada exagerado cuando se afirma que desde la cuna comienza la educación, por eso al tener hijos hay que estar consciente de la responsabilidad en la preservación de la vida y en el deber de inculcarles valores con el ejemplo y la más efectiva comunicación.

Si bien no ha sido nula esa guía en la mayoría de las familias, los problemas que ha venido afrontando el país como consecuencia esencial del recrudecimiento del bloqueo, económico, comercial y financiero, también han afectado, sobre todo en aquellos casos que ha hecho diana la toxicidad mediática, nada ingenua.

El irrespeto, la deshonestidad, las ambiciones desmedidas, las preferencias banales, las opciones equívocas, a costa del crecimiento profesional y humano, no tienen, ni nunca ocuparán un espacio de aceptación social, en esta nación, donde todo cuanto se hace es por el bien de los componentes de la sociedad, con acento especial en los niños y jóvenes.

La suerte de contar con una obra adulta, de más de sesenta años, permite reflexionar y corregir errores, porque la gloria vivida es la mayor fortaleza para vencer los avatares, con plena conciencia de quiénes somos y hacia dónde vamos.

Por eso la familia tiene ante sí el reto de cumplir el rol de su condición natural, con el beneficio de contar con la  protección, carácter y respaldo jurídico, refrendados en su Código. Se trata de un proceder consciente, a ultranza de cualquier influencia mediática,  que contribuirá a la necesaria formación de los hijos, fomentada con amor.

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Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
El secretismo no es política de estado, sin embargo, hay directivos en entidades que lo practican...
Hay que adelantarse a los acontecimientos. La ingenuidad en la comunicación, cuesta.
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