En la historia de Cuba son muchos los episodios que han marcado el rumbo de la isla, 125 años atrás se registra un suceso trascendental la primera intervención militar estadounidense en 1898, mientras el país del tío Sam estaba en guerra y había derrotado a España y el Ejército Mambí luchaba por la independencia de Cuba.
Esta primera intervención fue un capítulo de injerencia y dominación desde que se firmó el tratado de Paris y se excluyó la participación de combatientes cubanos que vieron cómo su sueño de libertad se frustraba ante la imposición de una nueva potencia extranjera. La suerte futura de la patria de Martí era imprecisa: ni libre ni independiente, como dijera Máximo Gómez
El gobierno de Estados Unidos no tardó en aprovechar su posición de poder para incluir el apéndice conocido como política del Gran Garrote», que le permitía intervenir en los asuntos internos del país cuando lo considerasen necesario, además aseguró el arriendo de territorios para la instalación de bases navales y carboneras, siendo la bahía de Guantánamo el ejemplo más notorio, y el pedazo de tierra que aún no se ha devuelto a la patria.
Tres décadas llevaban luchando contra el colonialismo por su independencia los patriotas cubanos; era imprescindible comprender que Cuba no podía ser anexada a la gran potencia vecina y convertirse en neocolonia. La unidad entre los revolucionarios antillanos se imponía, para hacer frente a las ambiciones imperialistas.
La tradición combativa del pueblo cubano y la firme decisión de constituirse en un estado nacional independiente, se tendrían que dar la mano para que la bandera de la estrella solitaria no pudiese ser arrinconada. Jamás podría serlo.
Hoy, al repasar este hecho que se sostuvo hasta 1902, y tuvo después otras capítulos de anexionismo, Cuba se yergue como ejemplo de soberanía, resistencia y continuidad revolucionaria, en la lucha por una nación libre.