Las carencias de alimentos, presentes en el diario acontecer de la población cubana, por las razones ya conocidas, constituyen hoy un desafío permanente, no solo al emprendimiento y la voluntad, sino a la capacidad organizativa de muchos, a instancia local, para lograr una distribución mucho más efectiva.
El pueblo está consciente de cuánto hace la dirección del país para garantizar, sobre todo los alimentos básicos, a ultranza de los obstáculos del criminal bloqueo, pero ese enconado esfuerzo exige una cadena de comercialización cabal y segura.
En Santiago de Cuba, por ejemplo, para la entrega de la canasta básica se han enlazado acciones muy precisas con el liderazgo del Poder Popular, que van desde la descarga de productos, a su arribo por mar, hasta la entrega directa a las unidades para lograr la prontitud necesaria. Otros insumos proceden de la capital y de la propia provincia, muchos de los cuales con frecuencia sufren atrasos por falta de combustible y hasta del transporte necesario, aunque no queda exento de una organización superior.
En diálogo reciente con Julio Caminero, subdirector adjunto y director en función de la Empresa Municipal de Productos Alimenticios, en Santiago de Cuba, se conoció que el sector de Comercio se encuentra en proceso de perfeccionamiento para contribuir a una mayor efectividad de su objeto. “Hasta ahora esta entidad estuvo estructurada en 4 distritos y 6 poblados, y ahora se integra por unidades empresariales de base, que nos permite mayor control y acercamiento de la canasta básica y otros alimentos a su destino.
“El mayor problema que tenemos es el déficit de productos de la canasta básica, originado por la crisis. Nos toca comercializar lo que recibimos de las empresas Mayorista, Cárnico, Erasol (fábrica de aceite) y de la Avícola, y como se conoce no siempre se recibe en tiempo por la situación financiera del país, que ha generado el propio bloqueo”.
Satisfacer necesidades con el acoso permanente de la nefasta política imperial es engorroso, por eso se imponen soluciones ágiles e inteligentes, y perfeccionar las vías para aliviar los problemas. Y es que no todos los mecanismos establecidos, en la base, contribuyen a atenuar las dificultades actuales, de hecho las llamadas rutas de distribución, ya obsoletas, requieren perfeccionarse.
Sucede que se distancia la entrega de víveres o cárnicos entre las unidades, porque, al cumplir el orden de las rutas, la transportación llega hasta un límite, muchas veces con solo una cuadra de separación y luego sufre demora su retorno y se vuelve a gastar combustible para llegar a la misma zona.
Lo cierto es que para lograr un entramado de acciones eficientes, no basta la dedicación, la responsabilidad y el amor que se le pone a cada tarea y eso está más que probado en ese amplio grupo de directivos, hombres y mujeres empeñados en el diario acontecer para palear los problemas. Se impone una mayor capacitación a todos los escalones y una información efectiva y permanente a los consumidores.
