sábado 23 agosto 2025

El cine latinoamericano y los festivales en 2023

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Sin los recursos financieros y técnicos de industrias fuertes como, por ejemplo, la sudcoreana, la francesa o la estadounidense, las cinematografías latinoamericanas continúan produciendo obras con un nivel de jerarquía y trascendencia artísticas que las dignifica. Botón de muestra de ello fue 2023, sin dudas una buena cosecha, aunque no exactamente dentro de las más recordables de su historia.

Aunque la mera presencia o el premio en un festival no son siempre indicativos de la calidad de determinado título, las citas mundiales contribuyen a dar una pista de cuáles son los filmes más tenidos en cuenta a lo largo del año. Demos, pues, una muy sucinta panorámica del cine latinoamericano en el circuito festivalero de 2023.

Este arrancó en febrero en Berlín, donde el mexicano El eco, de Tatiana Huezo, y Adentro mío estoy bailando, de los argentinos Leandro Koch y Paloma Schachmann, merecieron, respectivamente, el premio al mejor documental y a la ópera prima de ficción.

Los colonos, filme del chileno Felipe Gálvez, que inaugurará el Festival de La Habana el viernes 8, alcanzó el premio Fipresci (de la crítica) en la sección Una cierta mirada, del Festival de Cannes, en mayo. Igual agasajo, pero en el segmento denominado Semana de la crítica, recayó en la cinta brasileña Levante, dirigida por Lilah Halla.

Extraño camino, cinta brasileña realizada por Guto Parente, arrasó, en junio, durante la competencia internacional del Festival de Tribeca, EE. UU. (mejor película, guion, actuación y fotografía).

Para septiembre acontecieron las citas de Toronto y San Sebastián. En la canadiense, en la que el palmarés ignoró al cine de nuestra área (como un mes antes lo había hecho Locarno, en Suiza) participó la cinta cubana La mujer salvaje, de Alan González. Durante la española, la argentina Puan, de María Alché y Benjamín Naishat, acaparó el lauro al guion más sobresaliente y a la mejor interpretación principal. Hubo otros dos premios para el país austral (El castillo, de Martín Benchimol y El auge del humano 3, dirigida por Eduardo Williams).

También en septiembre sesionaron el Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz, Francia (Premio del Jurado y de interpretación para El pájaro azul, del argentino Ariel Rotter; el corto peruano-brasileño Takanakuy, de Gustavo Vokos, ganó en su categoría), así como la cita de Venecia, donde El Conde, del chileno Pablo Larraín, recibió el mérito al mejor guion.

A la argentina Cuando acecha la maldad, de Demián Rugna, le otorgaron el máximo honor en el Festival de Sitges, España. Fue en octubre. En ese mes sucedió la cita mexicana de Morelia, en la cual Tótem, de Lilia Avilés, obtuvo el lauro al mejor largometraje.

Noviembre acogió el encuentro de Huelva, que galardonó como mejor película a la mexicana Valentina o la serenidad, de Ángeles Cruz. Amén de tres premios de actuación para Latinoamérica, el certamen español entregó su distinción al mejor cortometraje iberoamericano al uruguayo Antes de Madrid, de Ilén Juanmbeltz y Nicolás Botana. En el mismo mes transcurrió la cita argentina de Mar del Plata, ganada por la peruana Kinra, de Marco Panatonic.

Autor: Julio Martínez Molina

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