El Sistema de Atención a la Familia en la nación cubana, más allá de constituir una de las tareas priorizadas de su proyecto económico y social, es fiel expresión del humanismo presente en la obra revolucionaria, dadas las preciadas intenciones de proteger a la población de bajos ingresos, discapacitados y vulnerables por diferentes razones.
En el municipio Santiago de Cuba este programa se expresa a través de diferentes procedimientos, entre los que resalta la existencia de 26 comedores para el tratamiento adecuado a familias y personas con problemas económicos y de orden social; a vulnerables que necesitan reforzar su alimentación, y a otros con determinados impedimentos.
La cifra de atendidos asciende a 1794, de ellos 980 reciben protección económica temporal, y otros 96, subsidio parcial para que puedan pagar el servicio. Se registran, además, 814 con la condición de jubilados.
Si bien las autoridades del Poder Popular y la dirección de Trabajo y Asistencia Social a instancia de este municipio siempre se han empeñado en lograr los resultados deseados en el referido programa, actualmente se encuentra deprimido sobre todo en lo que se refiere al funcionamiento de los comedores, subordinados a la Empresa de Gastronomía, por la carencia de alimentos y la falta de insumos imprescindibles para la higiene.
En el Paseo Martí entre Santo Tomás y San Pedro radica uno de los comedores del referido sistema. Aquí se brinda servicio a 200 comensales diariamente con un notorio esfuerzo, no solo para garantizar la oferta de alimentos, sino por todo cuanto implica cocinar con leña o carbón por falta de gas.
En visita reciente al mencionado comedor, UEB Complejo Martí, se conoció en diálogo con los cocineros de turno, Vladimir Rubino del Río y Leonel Bigó Suárez que durante los años anteriores a la pandemia y al recrudecimiento del bloqueo, se ofertaban siete alimentos entre los que no faltaban el plato principal y la leche.
Aunque el comentario obvia, es un hecho más que demuestra la trascendencia del daño ocasionado por la política imperial. Aun así el servicio no se ha suspendido y se ofrece lo que se tiene a un precio ínfimo.
Es un problema que no ha quedado en la contemplación de las autoridades del territorio, ya que, según información de Juan Rivera Morales, Vice intendente que atiende la Economía Global en el municipio Santiago de Cuba, actualmente se encaminan acciones para el necesario cambio con la inserción del Sistema en los planes de desarrollo local, de ahí que, hasta la fecha, se haya podido destinar la cifra de $411 386.00.
Si bien es cierto que los problemas existen como consecuencia de la crisis económica que atraviesa el país, se puede lograr mucho más a partir de la creatividad que exige el momento. Los recursos no se pueden inventar, pero se encamina la búsqueda de alternativas a través de los organopónicos y por otras vías, además de las producciones que se vayan obteniendo en las áreas de desarrollo agrícola del municipio.
Se trata de paliativos atemperados a la circunstancias actuales, donde a los administrativos de las unidades afines, también les toca hacer gestiones para contribuir al normal desarrollo de los comedores, a ultranza del bloqueo y de insuficiencias, que lastran.
El Sistema forma parte de los preciados principios de la Revolución de proveer de prosperidad a toda la población, de ahí otras muchas acciones, donde ninguna familia, ni ningún ciudadano con problemas de vulnerabilidad quedan exentos de atención, a pesar de las dificultades. En lo que va de año más de 28 mil familias vulnerables han recibido módulos alimenticios gratuitos, en tres momentos.
No obstante, con independencia de factores externos, el desafío está planteado a las entidades implicadas, que, de seguro, sabrán salir adelante con esfuerzo mancomunado y creatividad.
