La capacidad de resistencia y enfrentamiento del pueblo cubano a la política hostil norteamericana no tiene límites, de ahí que los efectos buscados devienen baldíos, porque a diferencia de la sumisión y el resquebrajamiento por asfixia económica, los nativos siempre se levantan con la fortaleza mambisa y rebelde heredada de una historia, pródiga de titanes.
No son pocos los momentos en las más de seis décadas transcurridas que se ha transitado por situaciones muy difíciles con el denominador común de las carencias, esencialmente de alimentos, medicinas y combustible, imperiosos para el desarrollo del país y la vida de todos. Ante tales problemas los hombres y mujeres de esta tierra heroica han encontrado vías y soluciones creativas, al amparo de la sabiduría natural, de los valores y la fuerza de la verdad.
Ahora se han agudizado las dificultades, porque no estamos exentos de las graves consecuencias de la crisis económica mundial, a lo que se añade el recrudecimiento del criminal bloqueo y el burdo e injusto hecho de formar parte de la lista de países patrocinadores del terrorismo, algo que condena la inmensa mayoría de los países, aun sin respuesta decorosa.
En la reciente clausura del Décimo Congreso de los Comités de Defensa de la Revolución, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, al reflexionar sobre las afectaciones actuales, refería, también, como causas: la pandemia acontecida en los dos últimos años y medio, el conflicto entre Rusia y Ucrania, no exclusivo en el panorama internacional; la baja disponibilidad de divisas y la no posibilidad de cumplimiento de los compromisos de países amigos, suministradores de combustible, debido, entre otras cosas, a las sanciones y medidas coercitivas, que les han impuesto.
Esas son razones reales que inciden en el déficit de combustible para lograr la necesaria generación eléctrica y el desempeño de la nación en todos los aspectos, de ahí consecuencias negativas como “los apagones y las tensas situaciones económicas y de servicios sociales, que endurecen la vida cotidiana de cubanos y cubanas, que habitan en esta isla rebelde”.
Ante tales circunstancias ya se aplican medidas en todo el país para paliar los problemas y como dijo Díaz-Canel “nada de esto niega la estrategia que se venía realizando para lograr en el menor tiempo posible la estabilidad del sistema electro energético nacional” y recordó cómo en el verano se produjo un mínimo de apagones.
Lo cierto es que la falta de combustible afecta todo, pero los cubanos batallan, a diario, contra las dificultades, al tiempo de sentir la seguridad de que progresivamente se irá aliviando la situación.
Es momento de pensar como país y eso significa ser creativos, enfrentar los obstáculos cumpliendo con todas las medidas establecidas y sobre todo con el imperativo de la unidad, y convencidos de que nada podrá detener el curso de la historia. La situación actual es difícil, pero se puede vencer.
