Sueños y tenacidad que vencen obstáculos

Marlene, Eulises y Yordanis forman una familia santiaguera que con la fuerza del amor, la resistencia y la tenacidad se alistan entre otros muchos ejemplos, fruto de la gloria de haber nacido en Cuba, al amparo de una obra que marcó su destino hace 70 años con el asalto al Cuartel Moncada y que en toda su magnitud dignifica al ser humano.

En el transcurso de la vida se producen acontecimientos, que ponen a prueba la entereza, la inteligencia y la voluntad de las personas para continuar transitando hacia la conquista de los sueños. Hay quienes no soportan la carga y se rinden, pero hay otros que se imponen a los difíciles desafíos y sofocan los obstáculos con creces. Marlene y Eulises confirman el viejo refrán de que “cuando se quiere, se puede”.

Marlene Ángeles González López, oriunda de Santiago de Cuba, era una muchacha de 27  años cuando, sin imaginarlo, perdió la visión, como consecuencia de la glaucoma. La familia y los médicos habían hecho todo lo posible, pero, enfermedad agresiva, al fin…

“Corría el año 1990 cuando me enfrenté a tan difícil situación… sucederme a mi, que tanto me gustaba leer. Es, entonces, cuando me entero de las clases que se impartían en la biblioteca Elvira Cape sobre el Sistema Braille. Me incorporo y allí conozco a Eulises, quien se encargaba de dar las clases, a pesar de tener la misma discapacidad”

La historia no es difícil imaginar: el maestro y la alumna se enamoraron y en 1992 se concreta la relación con un casamiento, que se hizo coincidir con el cumpleaños de nuestro Comandante en Jefe, en la sede de la ANCI (Asociación Nacional del Ciego), de Santiago de Cuba,  como expresión de gratitud y compromiso con la obra, “la obra que nos había insertado en la sociedad con toda la luz que necesitábamos para seguir venciendo las barreras. Por eso no me detuve ante nada y hoy en día trabajo como artesana en el Taller Frank País para discapacitados, además de ser miembro del Comité Provincial de la Federación de Mujeres Cubanas, dedicada a la atención de compañeras, quienes tienen diferentes impedimentos”

Eulises Pérez Suárez también estuvo presente en el diálogo para testificar su historia, semejante en esencia, porque otra enfermedad oftalmológica, la retinosis pigmentaria, le ocasionó la ceguera total, pero “tampoco me impidió incorporarme a la vida en toda su magnitud. La disposición para enfrentar los retos y el interés permanente de aprender me acompañaron siempre, desde que a los 18 años perdiera la visión.

“Desde temprano me incorporé a la ANCI con todo su accionar… a las actividades deportivas, culturales, aunque confieso que, a diferencia de Marlene, lo único que no se, es bailar y cantar, pero he tenido diferentes cargos de dirección y hoy me desempeño como vicepresidente de la Asociación,  en la provincia”

En la historia de Eulises resalta, además,  el hecho de haberse graduado de Licenciatura de Historia del Arte, en la Universidad de Oriente, donde a pesar de lógicos obstáculos, pudo vencer con notable empeño su aspiración.

A Marlene y Eulises  les ayudó mucho pasar el Centro Nacional de Rehabilitación para los ciegos, que radica en la Habana, por supuesto, sin costo alguno. Y esa preparación contribuyó luego a adentrarse en el mundo de la informática. Mas su mayor premio es su hijo, Yordanis Eulises Pérez González, quien no heredó ninguna de las enfermedades de sus padres, pero si el emprendimiento y la voluntad, ya que se formó como  ingeniero electrónico, igualmente en la alta casa de estudios.

Muchos son los detalles que enriquecen la historia respetable de esta familia, que vive en San Félix No.68, entre Santa Isabel y San Ricardo, en Santiago de Cuba.

Al principio, Marlene contaba con la ayuda de su mamá, pero lamentablemente esta se murió cuando aún el niño era pequeño; no obstante, la joven emprendedora asumió todas las tareas del hogar con una maestría envidiable y el respaldo de Eulises, sin desvincularse de responsabilidades en la ANCI. No es difícil imaginar toda la atención que recaba un bebé, las enfermedades comunes,  luego la etapa escolar y lograr al fin verlo convertido en un profesional de reconocido prestigio, no necesita comentario

Marlene, Eulises y Yordanis forman una familia santiaguera que con la fuerza del amor, la resistencia y la tenacidad se alistan entre otros muchos ejemplos, fruto de la gloria de haber nacido en Cuba, al amparo de una obra que marcó su destino hace 70 años con el asalto al Cuartel Moncada y que en toda su magnitud dignifica al ser humano.

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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
El secretismo no es política de estado, sin embargo, hay directivos en entidades que lo practican...
Hay que adelantarse a los acontecimientos. La ingenuidad en la comunicación, cuesta.
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