Con el Partido en el centro de los problemas, «hemos resistido todos los golpes de la naturaleza y de nuestros propios errores, sin doblar las rodillas y sin renunciar al sueño de la prosperidad posible».
Así lo aseveró el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al clausurar, el sábado, el v Pleno del Comité Central, en presencia del General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder histórico de la Revolución Cubana.
El Jefe de Estado resaltó que la fortaleza del pueblo de este archipiélago supera toda comparación posible: «Cuba es ya una unidad de medida. Una Cuba equivale a máxima resistencia con máxima creatividad», sentenció.
Con un enfoque crítico sobre problemas actuales, subrayó que la resistencia del pueblo no puede convivir con «la burocracia, la desidia, la corrupción de ciertas capas intermedias que pescan en el río revuelto de las dificultades, poniendo obstáculos donde van las soluciones».
Sobre el rol del Partido, explicó que «ser la fuerza dirigente del sistema político entraña la enorme e insustituible autorresponsabilidad para hacer que el trabajo sea más efectivo en la medida en que favorezca el empoderamiento popular a través de diversos canales, lo que no demerita su naturaleza de vanguardia. Todo lo contrario, la refuerza».
En consecuencia, invitó a revisar qué se hace en cada entorno partidista para garantizar el involucramiento popular o laboral que asegure la real participación de las masas en la toma de decisiones. «El análisis –dijo– no puede ser complaciente, sino muy crítico ante las exigencias del momento actual».
Habló entonces de un accionar revolucionario que cambie todo lo que no funcione en la sociedad y deba ser cambiado; de que la militancia actúe y se sienta como una gran familia de revolucionarios que predican con el ejemplo; del rol protagónico de los núcleos y sus potencialidades para impulsar la participación y el control en los comités de base de la ujc, las secciones sindicales y los órganos del Poder Popular; así como de perfeccionar métodos y estilos de dirección que no pueden reducirse a llamados y exhortaciones.
Mencionó también diversos sectores que demandan una atención partidista transformadora, como es el trabajo con los jóvenes; el vínculo con los representantes de la sociedad civil, y la lucha contra la colonización cultural y el fortalecimiento de la institucionalidad.
A sabiendas de que «nunca nada fue fácil para la Revolución», el Primer Secretario aseguró que «lo más bello de la obra humana está en retar y vencer la dificultad. En esa certeza se afianza la virtud de los hombres, y la felicidad de los revolucionarios».
