Durante las tres horas que permanecieron en la provincia del oriente del país, sus majestades cumplimentaron un intenso programa en el cual devino momento significativo la visita al Parque conmemorativo San Juan.
Enclavado en la colina homónima y en el centro mismo de la historia cubana, este sitio urbano declarado Monumento Nacional rememora las páginas gloriosas de los hechos que acontecieron en el mismo lugar y evoca por igual a los mambises —nombre dado a los combatientes independentistas criollos— y a los militares estadounidenses y españoles.
En el conjunto, situado al este de la urbe, Felipe y Letizia colocaron una corona de laureles ante la escultura que rinde homenaje a los soldados ibéricos caídos en la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, finalizada en este escenario en julio de 1898.
Los monarcas recorrieron los diversos monumentos e inscripciones que detallan aquellos enfrentamientos terrestres, los cuales sellaron, con una paz sin independencia, casi 30 años de batallar de los insurrectos del Ejército Libertador.
Allí se pueden apreciar reproducciones artísticas en bronce consagradas al mambí victorioso, al soldado estadounidense desconocido y al combatiente español, junto a tarjas y obeliscos conmemorativos, cañones y piezas de artillería de campaña, custodiado todo por un agradable entorno natural.
EL ÁRBOL DE LA PAZ
El 17 de julio de 1898 fue firmada, bajo la ceiba llamada desde entonces el Árbol de la Paz, la capitulación de la guarnición española en Santiago de Cuba, en medio de la pretensión ignominiosa del mando estadounidense de impedir a las tropas locales, comandadas por el general Calixto García, su entrada a la heroica ciudad.
Ese hecho nubló la gloria de aquellos minutos trascendentes, al igual que lo hizo la intromisión interesada de Estados Unidos, cuya participación en el conflicto, cuando los mambises tenían prácticamente ganada la conflagración frente a España, fue el preludio de la intervención neocolonial e imperialista que vendría después.
Como detenidos en el tiempo, con su enorme carga simbólica y las contradicciones de los acontecimientos históricos, los exponentes de este memorial brindan a los visitantes una síntesis del devenir en la isla al finalizar el siglo XIX y a solo dos años de la entrada en el siglo XX.
Los vestigios de las acciones ocurridas allí perviven en cada espacio del Parque San Juan, orgullo de Santiago de Cuba por el decisivo papel que ejerció en la defensa de la ciudad durante la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, conflicto que puso fin al dominio colonial español sobre la isla caribeña.
La visita de los reyes don Felipe VI y doña Letizia Ortiz marcó una cota muy alta en una trascendencia sedimentada en el afán secular de los cubanos por su independencia.
(Tomado de Prisma)
