Crónicas de mi aldea, un libro lleno de memorias

Crónicas de mi aldea, libro de Bárbara Vasallo, periodista y profesora cubana, trascendió, durante su presentación en esta ciudad, como un volumen cargado de memorias y sensibilidad, donde se logra un abrazo estrecho entre contenido y diseño.

Matanzas, 27 feb.— Crónicas de mi aldea, libro de Bárbara Vasallo, periodista y profesora cubana, trascendió, durante su presentación en esta ciudad, como un volumen cargado de memorias y sensibilidad, donde se logra un abrazo estrecho entre contenido y diseño.

En la sede de Ediciones Vigía, institución responsable de la manufactura de los 200 ejemplares del novedoso título, Vasallo compartió con el público algunas de las historias que reúne el volumen, experiencias vinculadas al otrora central España, en el municipio de Perico.

Yo soy periodista, por eso es un libro de crónicas; publicar en Vigía, editorial que tiene en su catálogo a Cintio Vitier, Carilda Oliver Labra, Laura Ruiz y otros tantos autores de talla extra, es un lujo; mi libro es un regalo que le hago a esa gente del ingenio de donde vengo, gracias a ese lugar soy lo que soy, expresó.

Marialva Ríos, responsable de la visualidad del volumen editado por Estela Ación y prologado por Yeilen Delgado, explicó que en la cubierta se usó una pátina de tierra en alusión al campo, al ambiente rural, y las ilustraciones se basan en personajes que construyen una vida a partir de lo que quedó luego de que cesara de moler la fábrica.

Tuercas, tornillos y ruedas dentadas que recuerdan la mecánica del central se emplean en el diseño, y en la portada hay una construcción de alambres donde las personas anidan, edifican una nueva vida a partir de lo que les impuso la situación, añadió Ríos.

Crónicas de mi aldea es el libro que merecen las familias campesinas, las nacidas con el olor del azúcar y sintiendo la sirena del central, enfatizó Agustina Ponce Valdés, directora de la editorial.

2602 barbara vasallo libro
Foto: ACN

Yo procedo de padres y tíos que cortaban caña, y de los dolores de familias como la mía habla el libro, porque los centrales eran la vida de mucha gente, añadió.

A tono con el sentido familiar presente en la publicación, Víctor Gabriel Oliva y Rey Montalvo, hijos de la autora, en emotiva presentación, en la que no faltaron las canciones de nueva trova, sintetizaron el valor de la propuesta literaria: «Nadie dude que el central ya es infinito».

«Recomendamos estas crónicas que tienen el olor a caña recién cortada, que te atrapan en un mundo roto como las porcelanas, donde la autora invita a la risa, al llanto, al amor, y sobre todo a la búsqueda del futuro (…) y aunque la aldea pierda alguna vez hasta su nombre, gracias a este libro también tendremos la memoria para decir: aquí hubo un central, aquí hay historias». (Yenli Lemus Domínguez )

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