San Luis, Santiago de Cuba, 6 dic.— Maestros para enseñar en las montañas se necesitaban en Cuba al triunfo de la Revolución y ante el llamado hecho por el líder Fidel Castro Ruz, en 1964 Nancy Venzant Milanés acudió junto a unos ocho mil jóvenes.
“Desde entonces hace ya 57 años vivo orgullosa de aquella decisión que tomé siendo muy jovencita, (tenía 22 años) y que la inspiraron el ejemplo de mis maestros normalistas de los primeros grados de primaria, Gladis Fundichely y Norberto Perrans, ellos eran seres humanos tan excepcionales, enseñaban con tanto apasionamiento que despertaron mi vocación y luego concretó mi disposición la campaña de alfabetización que cumple en 2021 sesenta años.
“Cuando regresaron los maestros voluntarios que enseñaron a los cubanos que vivían en zonas intrincadas del campo, el Comandante hizo la convocatoria y miles acudimos”.
“Estudié en Minas de Fríos, luego me trasladé a Topes de Collantes para continuar en la Escuela Formadora Manuel Ascunce y concluí en el Instituto Pedagógico Makarenko en Tarará. De ahí el nombre que nos distinguió a los de mi generación: Maestros Makarenkos”.
“En todos estos centros se nos educó para la vida, aprendimos a ser solidarios, responsables, disciplinados. Todos queríamos estar entre los mejores estudiantes del curso. Durante estos años combinábamos las clases con los trabajos voluntarios. La revolución era muy joven y necesitaba de nuestra fuerza también joven”.
“Este fogueo, como digo yo. (Sonríe) contribuyó a la preparación pedagógica y a la solidez de valores éticos ”.
“Me gradué y comencé a trabajar como inspectora en Antilla, un poblado de Holguín. Muy pronto me trasladé a San Luis y aquí desarrollé prácticamente toda mi vida personal y profesional. He transitado en 52 años de trabajo por casi todas las enseñanzas, Primaria, Secundaria, Preuniversitaria, Adulta. Me jubilé en 2006 y al año siguiente volví siendo la primera maestra reincorporada y eso me llena de orgullo”.
“La casa me ahogaba, muchos estudiantes me visitaban buscando asesoramiento pero no era igual, fueron doce meses difíciles, decidí volver y aquí estoy”. Llevó 52 años de trabajo, de ellos 14 como reincorporada porque yo nací para ser maestra mientras tenga fuerzas y mente lúcida.
“Me gusta enseñar y aprender, pues mucho he aprendido de mis alumnos, de mis compañeros. No me veo en otra profesión que no sea la de ejercer el magisterio. Mientras me quede vida seré maestra y agradezco a Fidel, a la Revolución cubana, haberme dado la oportunidad de ser feliz desde el noble oficio de maestra”.
La maestra Nancy Venzant es conocida y reconocida por varias generaciones de sanluiseros. Desde todas las profesiones, desde muchos hogares y familias, se agradece su magisterio. Es ella ferviente representante de la mujer cubana que desde una labor noble contribuye a que la grandeza se multiplique.