martes 30 septiembre 2025

Educador: en la siembra cotidiana del amor y la esperanza

Muy pronto hará de ello su rutina. Despertará, se alistará, saldrá hacia la escuela, pasará la mitad del día con sus estudiantes, regresará a la casa, hará su vida en familia y al otro día…

El educador es de aquellos seres que ayudan a que amanezca y que en cada jornada la palabra “futuro” tenga el mismo sentido de la vida.

Muy pocos recuerdan cuándo se hicieron maestros, educadores, profesores, asistentes, psico-pedagogos… Ni siquiera recuerdan cuándo decidieron pararse frente a un aula, a pesar del reto de entender primero a sus estudiantes, antes de ayudarles a aprender las materias.

Muy pronto se sumergen en ese mar de nuevos seres que tanto le necesitan, pero no olvidan jamás que en sus manos está el porvenir, y que de ellos depende que esa madera virgen del futuro, sea labrada y moldeada con los finos trazos del alma, de su propia alma.

¡Y como aprendemos con ellos a sacar las cuentas de la vida!… ¡cuántos a multiplicar laboriosidad, altruismo, desinterés, patriotismo, solidaridad!…

¡Cuántos se descubren así mismos cuando el evangelio que tienen delante le hace ver con los ojos del corazón!. Porque hoy más que nunca necesitamos aprender a emocionarnos con la realidad pura y humilde que nos circunda.

Los hijos se parecen a su tiempo, los hombres y mujeres del mañana se verán en el reflejo de estos seres especiales. Pasarán la vida asumiendo una personalidad y conducta que le ayudó a cultivar su maestro o su maestra.

Se harán hombres y mujeres y verán crecer un recuerdo de humanismo, que sembraron en su pecho. Y lo habrán aprehendido un día de esos, que parecía uno más, pero que como todos era excepcional porque tenían delante a un educador.

Suelen ver a todos como buenos, no hay malos en el aula y se lo hacen saber. Buscan el modo de que aprendan, sufren cuando su estudiante sufre, gozan cuando estrenan una sonrisa juvenil de victoria.

También aprenden con sus aprendices y le nacen las canas entre clases. Cada 22 de diciembre seguirá siendo su día, en el que su mesa de trabajo se convertía en un sitio de sorpresas, entre las que una rosa de su más humilde niño será el más feliz de los regalos.

Muy pronto será otro día, quizás ya no estén en la escuela. Pero habrá germinado y fructificado muchas veces el sembrado de amor y de esperanza, que dejaron en tantas almas ahora tan sabias como ellos mismos.

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Los juristas son, en principio, servidores públicos imprescindibles.
Saludos desde México. La cultura de la previsión así como la calidad en el trabajo ayuda a los pueblos de…
Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
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