Santiago de Cuba, 14 mar.— Innovadores y racionalizadores de la industria azucarera en la provincia de Santiago de Cuba aprovechan con eficiencia recursos y materiales que garantizan la continuidad de la actual zafra y el funcionamiento de los centrales, maquinarias y equipos con muchos años de explotación.
Las adaptaciones y modificaciones crecen constantemente, basados en el banco de problemas que se actualiza con obreros, técnicos y dirigentes; todo el tiempo se buscan alternativas y soluciones, dijo Belkis Noel, presidenta de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR) del central Julio Antonio Mella, uno de los tres en campaña.
En el 2020 completaron más de 65 nuevos trabajos que favorecieron la fabricación de azúcar crudo y refino para la canasta básica normada de las cinco provincias orientales y fueron generalizables a diferentes industrias del país, afirmó la también presidenta de la Asociación de Técnicos Azucareros de Cuba en el ingenio.
El taller de maquinado de la industria, que cuenta con 105 años de creada, es una de las áreas claves para la solución a los problemas tecnológicos y donde se unen la experiencia y el deseo de hacer de los más jóvenes.
Pedro Destrade, jefe del taller, enumeró soluciones inmediatas desde esa área y en medio de la molienda, como la recuperación de las bombas para el alcalizado de la refinería, las cubas para residuales, las verticales para molinos y en los hornos las bombas que alimentan las calderas.
Todas las reparaciones y mantenimientos suceden allí, se construyen bases de ventiladores, se resarcen conductores y canales para evitar pérdidas de tiempo y paralizaciones una vez iniciada la zafra, y al unísono se participa en convenios con otras provincias del oriente de Cuba.
Destrade comentó que todos los ojos están puestos sobre la zafra que debe concluir este mes en la provincia; hacerla rentable es el reto de los 100 integrantes de la ANIR en el Mella, cuyos aportes fortalecen una actividad muy dañada por el bloqueo económico, financiero y comercial impuesto al país por el gobierno de los Estados Unidos.
La arrancada permitió aportar la caña que se dejó de producir en la pasada contienda y se garantiza el azúcar que se necesita para la producción de alimentos, medicamentos y la canasta básica normada del territorio y otros; el trabajo ha sido fuerte y discutido en todos los colectivos y espacios.
Ellos no pueden darse el lujo de esperar a que lleguen los recursos, días muy largos y turnos redoblados confirman el empeño que también incluye reuniones y despachos con el objetivo de intercambiar sobre aquello que falta o lo que aún no se soluciona. (María Antonia Medina Téllez)