San Luis, Santiago de Cuba, 18 abr.— En tiempos de COVID-19 las rutinas han cambiado para muchos. Unos hacen mascarillas, otros suplen los ejercicios cotidianos por bolsas para trasladar alimentos a los ancianos o las sillas de las aulas por largas caminatas en barrios y comunidades.
Pero hay un oficio que se mantiene invariable, eso sí, sus hacedores están dispuestos a redoblar esfuerzos para asegurar alimentación al pueblo, hablo de los agricultores.
Desde la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) 17 de mayo de San Luis, Oscar Rivero tiene una finca de referencia nacional dentro de la Agricultura urbana. Intercala frutas, vegetales y tiene en producción muchos cultivos que necesitan de poco tiempo para llegar hasta el plato de los beneficiados. Dice este campesino que lo principal es producir mucho alimento como aporte al enfrentamiento a la pandemia.
Por su parte el joven campesino Yorlan Verdecia asegura potenciar la producción de alimentos es, dice, la manera que tiene de ayudar a combatir la enfermedad que azota al mundo. En sus áreas tiene ganado mayor y menor, hortalizas, frutas, vegetales y aves. La mayoría de estas obtenciones las dirige al círculo infantil del poblado de Dos caminos y al punto de venta de su cooperativa.
Pero si de mencionar a algunos de los buenos ejemplos que por estos días se entregan a lo mejor que saben hacer, hay que llegarse hasta la mini industria Don Clavijo, ubicada en tierras de la CCS Antonio Maceo. Allí las frutas, hortalizas y los restos de cosechas son procesados para convertirse en dulces, encurtidos, pulpas. Productos conocidos y demandados por consumidores de San Luis y de la ciudad santiaguera.
En el municipio sanluisero se trabaja por la sostenibilidad alimentaria. Producir todo lo necesario para llegar hasta la mesa de los pobladores es el reto que con alegría y compromiso asume el campesinado.