Julio Antonio Mella, el Alma Mater

Margarita Piedra Cesar
Margarita Piedra Cesar
Jefa de redacción digital

Santiago de Cuba, 10 ene.— Julio Antonio Mella fue un destacado dirigente del estudiantado universitario, periodista, amante del deporte y combatiente intransigente contra la dictadura. Inició su actividad en el movimiento revolucionario organizando a los estudiantes en asociaciones de izquierda. Gracias a él se creó en Cuba una Universidad Popular para los obreros. Luego comprendió que su mejor servicio para la causa revolucionaria sería dedicar todo su saber, todas sus capacidades, a las luchas políticas y económicas del proletariado.

Cuando estudiaba Derecho, Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana, creó la revista Alma Mater, de la que fue su administrador y uno de los principales redactores. Otra acción que lo honra hasta el presente, es la fundación a fines de 1922 de la Federación Estudiantil Universitaria, la emblemática FEU, que se convirtió en instrumento de lucha contra la corrupción en los claustros, por la reforma en esa enseñanza y la expansión de los vínculos de la institución con la sociedad y otras organizaciones en auge.

En 1923 auspició el primer Congreso Nacional de Estudiantes y allí fue uno de los principales autores de sus bases mediante un manifiesto que proclamaba la creación de la Universidad Popular José Martí, que abrió las aulas de la educación superior, de manera gratuita, a los sectores más desprotegidos de la sociedad.

Fue, además, fundador de la Liga Antimperialista de Las Américas, de la Universidad Popular José Martí, y uno de los fundadores, junto a Carlos Baliño, del primer Partido Comunista de Cuba, en 1925. Y es que Mella siempre estuvo dedicado a luchar por los derechos de la clase trabajadora, uno de los dirigentes más destacados de los movimientos revolucionarios de América Latina.
Realizó parte de su labor ideológica desde las filas del periodismo y fue un promotor de la Reforma Universitaria en América Latina, un movimiento de avanzada. Precursor de aquel incuestionable despertar de la conciencia patriótica nacional de los años 20 del pasado siglo. En 1926 fue expulsado de la Universidad. El acoso aumentó.

En 1928 organizó una expedición armada que debía partir de esa nación hermana contra el tirano, para la cual consiguió un alijo de armas. Una traición hizo fracasar ese plan, cuya información conoció Machado. Esto marcó, afirman, la sentencia de muerte de Julio Antonio. El dictador mandó a asesinarlo y con ese fin su sicario se personó en Ciudad de México, a fines de ese año.

En diciembre de 1925, cuando ya estaba en el poder el dictador Gerardo Machado, fue encarcelado e inició una histórica huelga de hambre que duró 21 días y que no sólo se hizo sentir en Cuba, sino que tuvo repercusión en todo el continente, incluso en algunos países, fuera de América. Las condiciones de salud de Mella se deterioraron mucho, a medida que los días de ayuno fueron pasando. La presión, dentro y fuera de Cuba fue tal, que el presidente se vio obligado a liberarlo.

Pero muy pronto, empezó la persecución contra él. Machado buscaba venganza por su derrota. Fue víctima de varios atentados, hasta que se vio obligado a abandonar el país. Así parte a México, donde empezó inmediatamente a participar en el movimiento revolucionario. Organizó a los emigrados políticos cubanos que vivían allá. Fundó un periódico para los obreros cubanos, que llegó por vías ilegales a Cuba, se integró a la lucha contra el imperialismo estadounidense en América Latina, y fue activo en el Sindicato Rojo de México.

Cobarde asesinato.
Justo salía de la sede del Socorro Rojo, en las calles de la capital mexicana, a dos cuadras de su casa, recibió varios impactos de bala. Eran las nueve de la noche, del día 10 de enero de 1929. Fallece dos horas después, y antes mencionó el nombre del sospechoso del crimen y responsabilizó al dictador Gerardo Machado.

La sección mexicana del Socorro Rojo realizó las investigaciones, pudo encontrar pruebas concretas que corroboraban el presidente Machado había enviado a dos pistoleros profesionales de La Habana a la ciudad de México, para que cometieran el asesinato, y uno de los responsables principales de la policía mexicana que había viajado dos semanas antes a La Habana sería un importante cómplice, nadie pagaría por el crimen político. Incluso se podía demostrar que hubo un acuerdo entre el Embajador de Cuba y el gobierno de México.

Con sólo 25 años de edad, sus últimas palabras se recuerdan aún: “¡Muero por la Revolución!”

Muchos exigieron que se hiciera justicia. Durante varias semanas el Gobierno de México recibió protestas de todo el mundo y declaró hipócritamente, en voces policiales, que México no descansaría hasta que se esclareciera el crimen. Sin embargo, el único cubano arrestado por la policía, el organizador técnico del crimen, fue puesto en libertad. Valente Quintana no fue despedido, sino que fue nombrado Jefe de la Policía Central de México y todas las manifestaciones de protesta de las masas mexicanas fueron saboteadas y atacadas por la policía. A partir de la fecha, cada año, el 10 de enero es, en todo el continente americano, el “Día de Mella”.

El 3 de noviembre, la esposa de un cubano que pertenecía a los círculos criminales, que había amenazada de asesinato por su marido, llamó la policía y contó con lujo de detalles cómo había sido asesinado Mella. Acusó a su esposo. Todo lo que contó confirmó las acusaciones presentadas en el momento del crimen por el Socorro Rojo. Sus acusaciones fueron investigadas una tras otra y fueron confirmadas: un año más tarde, su marido había recibido de La Habana una suma de dinero que había sacado de una cierta banca en México, el pagó por el crimen. Se demostró también, que después de consumado el crimen, el asesino había encontrado refugio en la casa de otro cubano, aquel José Magriñát inculpado por Mella poco antes de morir. La sección mexicana del S. R. I pidió a las autoridades mexicanas que incluyera tres de sus representantes en las investigaciones, pero el gobierno fascista de México rechazó de manera tajante esa petición.

HASTA HOY SE RECUERDA EL CRIMEN.

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Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
El secretismo no es política de estado, sin embargo, hay directivos en entidades que lo practican...
Hay que adelantarse a los acontecimientos. La ingenuidad en la comunicación, cuesta.
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