Santiago de Cuba, 28 ene.— Las calles de Santiago de Cuba amanecieron este 28 de enero como un inmenso libro abierto. Reinventados por la imaginación de estos pequeños, sui-géneris personajes de La Edad de Oro y los Versos Sencillos, celebraron el aniversario 166 del natalicio de José Martí.
Meñique, Piedad y su Muñeca Negra y La Bailarina Española, poblaron el universo del escritor que pensó especialmente en los niños. Anais, por ejemplo, escogió a Nené Traviesa: “De ese cuento yo he aprendido que uno no puede hacer lo mismo que Nené Traviesa, pero lo que ella hace a mí me emociona y me da risa”.
Otros, como Darío, adornaron con un bigote, su admiración por el Héroe: “Escogí este disfraz porque él luchó por Cuba, nuestra Patria, y la liberó”.
Todos quisieron guardar su memoria de este día: el primer disfraz, la poesía aprendida. No hubo sol bueno, pero muchos sombreritos de plumas relucieron en este día dedicado al Apóstol.
El desfile martiano reunió a miles de pequeños alrededor de la estatua esculpida por Alberto Lescay en el Paseo Martí y se replicó en cada municipio.
En esta mañana descubren de otro modo a ese hombre aprendido como Héroe. Hoy, ser como Martí, tiene un sentido más amplio. José Ángel, a sus 9 años, así lo afirma: “De José Martí deberíamos imitarlo todo porque él era honesto, amaba a su Patria, era apasionado por la lectura”.
Círculos infantiles, centros de la Organización de Pioneros José Martí y jóvenes estudiantes demostraron la continuidad de la obra martiana.
Cuando les pregunto ¿Quién fue José Martí?, la respuesta es simple, rotunda, una palabra basta para definirlo: El Maestro.