viernes 08 agosto 2025

Fidel: una vocación incontenible por las ciencias

Por Lino Luben Pérez

   Hace 31 años surgió el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en iniciativa que constituyó un respaldo al legado en la materia del Comandante en Jefe Fidel Castro, la institucionalizó y sentó las bases para el desarrollo de un organismo transversal de la economía nacional de Cuba.

   Su institución es considerada no solo un gesto de reivindicación histórica, sino también de demostración de una vocación de audacia porque ocurrió en pleno período especial, en medio de la desaparición de la comunidad socialista del este de Europa y de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y el arraigado oportunismo injerencista del gobierno de Estados Unidos y su obsesión de acabar con la Revolución Cubana.

   No obstante, la promulgación del decreto Ley No. 147 sobre la reorganización de los Organismos de la Administración Central del Estado posibilitó su formación a partir de la integración de la Academia de Ciencias de Cuba, con más de 30 años de creada.

   Sus antecedentes datan de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, fundada en 1861; e incluyó a la Secretaría Ejecutiva para Asuntos Nucleares, la Comisión Nacional para la Protección del Medio Ambiente y el Uso Racional de los Recursos Naturales, y la Comisión Rectora del Gran Parque Nacional Sierra Maestra.

   Una muestra de su pasión científica la puso de manifiesto Fidel en 1943 con 17 años, cuando ingresó en el afamado Colegio de Belén, en La Habana, donde en su Debate Científico Pedagógico disertó sobre las relaciones entre la enseñanza oficial y la privada en los EE.UU., Francia, Inglaterra, España, Holanda, Turquía, Alemania, Rusia y Cuba.

   Es más, su alegato La Historia Me Absolverá constituye un revelador tratado de ciencias sociales humanísticas, básicas, económicas y de todo cuanto pudiera haber en esa época, evidenció su condición de soldado de las ideas y la de fiel discípulo de José Martí, el excepcional cubano de todos los tiempos.

Las ciencias van por todos

   Por ese camino, a partir del primero de enero de 1959 se abrió un capítulo cualitativamente distinto para la ciencia nacional, pues dejó de ser un objetivo y encomienda individual para convertirse en una prioridad y cada vez más en lo locomotora de su desarrollo, todo bajo la percepción de aquel joven abogado.

   Desde entonces y en forma paulatina, comenzó la creación y promoción de grupos, y construcción de centros, muchos de los cuales inauguró Fidel, enfocados en la asimilación de conocimientos y tecnologías en unión de estudios, identificación y exploración de los recursos naturales, los cuales, en una década, experimentaron su madurez y pasaron a ser generadores de conocimientos, tecnologías y productos, en muchos casos de impacto mundial.

   Al unísono, la formación de técnicos y especialistas llegaron a disponer de una infraestructura material de primera línea, con prestigiosas instituciones de investigación-desarrollo, encabezadas por el Centro Nacional de Investigaciones Científicas, pionero en la preparación de nuevas generaciones y de donde se desprendieron una considerable cantidad de colectivos.

   En boca de muchos, causa asombro que en un país en el que hacía apenas cuatro décadas el 30 por ciento de la población era analfabeta o semianalfabeta y en virtud de la máxima de Fidel, llegaría a tener virtualmente un pueblo de hombres y mujeres de ciencia, con resultados relevantes en las principales ramas, en particular en las biotecnologías de primera generación.

   Es axiomático la repercusión de tales avances en los indicadores de salud de Cuba, sobre todo por la existencia de una coherente estrategia nacional que contempla un programa de atención primaria universal y gratuita.

La hazaña contra la COVID-19

   Sin duda alguna, su alcance permitió que en 2022 la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) entregara en La Habana su Medalla para Inventores a los autores cubanos de candidatos vacunales contra la pandemia, que han prevenido de la muerte a miles de personas, incluso niños en el interior y en el exterior.

   El premio correspondió a las innovaciones de Soberana 01 y la Soberana 02, al igual que Abdala y Mambisa, consideradas estas dos últimas una sola iniciativa creadora.

   Otro resultado de su gestión consistió en el que el uso de medicamentos de la biotecnología cubana, como Jusvinza y los anticuerpos Itolizumab o Nimotuzumab, proporcionaran una alta recuperación de los pacientes de la terapia intensiva y una letalidad acumulada de solo 0,77 por ciento.

   A pesar de la guerra generalizada y mediática del gobierno de Washington hace más de 60 años y acentuada en los últimos tiempos, 10 productos de la ciencia cubana poseen la Medalla de Oro de la OMPI desde el primero en 1989 hasta el último en 2015.

   El Citma hoy en día agrupa directamente a instituciones científicas que abarcan investigaciones en ciencias sociales, naturales, medioambiente, metrología, sismología, nanotecnología, y coordina la labor de los centros de estudio del país, con prioridad en investigaciones en el campo de la biotecnología, energía renovable, cambio climático y producción de alimentos.

   Una eminente científica cubana, la Doctora en ciencia, Rosa Elena Simeón Negrín, dirigió la lucha en Cuba, en 1971 y 1980, contra la peste porcina africana, introducida en ambas ocasiones por la administración estadounidense mediante su guerra biológica, todo lo cual pudo confirmarse en septiembre de 2021 y que provocó grandes pérdidas en la población de animales de ese tipo.

   Desde 1985 desempeñó el cargo de presidenta de la Academia de Ciencias de Cuba y en 1994 el de ministra del Citma, la primera mujer en hacerlo hasta 2004, cuando falleció.

   A 31 años de su oficialización y en una inequívoca remembranza del Líder de la Revolución Cubana, en sus proyecciones estratégicas persiste contribuir a la implementación y fortalecimiento del Sistema de Gestión de Gobierno, basado en Ciencia e Innovación.

   Además, continuar el perfeccionamiento del Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación, orientado a la solución de los problemas, mediante definición de prioridades y mayor integralidad de los proyectos y encadenamiento entre los actores que deben tributarles.

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