Cada año, el pueblo cubano conmemora el 26 de julio como el Día de la Rebeldía Nacional, una de las fechas más significativas de la historia contemporánea del país. Esta jornada rememora los asaltos al Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, y al Cuartel Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, ocurridos en 1953. Estos hechos marcaron el inicio de la lucha armada liderada por Fidel Castro contra el régimen de Fulgencio Batista, y son considerados el punto de partida del proceso revolucionario cubano.
No es solo una efeméride para el pueblo cubano, representa el coraje de la juventud que se rebeló contra la opresión. A partir de 1959, la fecha fue institucionalizada como Día de la Rebeldía Nacional, y cada año se celebra con actos políticos, actividades culturales y desfiles en diferentes provincias del país.
Cada aniversario suele estar presidido por un acto central en alguna ciudad emblemática —como Santiago, Bayamo, Granma o La Habana, donde se rememoran los hechos y se reafirman los ideales de la Revolución. Este año por los resultados alcanzados la provincia de Ciego de Ávila obtuvo la sede Nacional.
Santiago de Cuba, lugar donde se produjo el asalto más emblemático, mantiene viva la memoria del 26 de julio. El antiguo Cuartel Moncada fue transformado en la Ciudad Escolar 26 de Julio y en el Museo Histórico 26 de Julio, donde se conservan documentos, fotografías y objetos relacionados con la gesta revolucionaria.
En medio de los desafíos económicos, políticos y sociales que vive la Cuba contemporánea, el Día de la Rebeldía Nacional sigue siendo una fecha de reafirmación patriótica. Para algunos, es símbolo de resistencia; para otros, una oportunidad para reflexionar sobre el rumbo del país.
Lo cierto es que, más de siete décadas después, el 26 de julio sigue encarnando el espíritu indómito de una nación que, en palabras de Fidel, “no teme a las dificultades porque nació luchando”.