La complicidad del pueblo santiaguero en el emprendimiento de cualquier tarea es esencia e identidad de hombres y mujeres, quienes con independencia de adversidades latientes, mantienen su alegría e intrepidez.
Así se advierte en estos momentos en cada espacio de la muy noble y muy leal Santiago de Cuba, en víspera de la mayor fiesta de la cultura popular y tradicional, que cada año se espera para dar riendas sueltas al jubileo y al abrazo compartido entre conocidos o no, porque el carnaval no marca diferencias.
El Paseo Martí, Trocha, Avenida de Céspedes y en otros muchos escenarios se emplazan carpas, donde se expenderán bebidas y alimentos, con el acompañamiento de la populosa música; de ahí el constante movimiento en espera del despegue del jolgorio, que deviene premio a la consagración, a la resistencia y a la creatividad ante los serios problemas económicos, ocasionados, esencialmente, por el bloqueo imperial.
Las autoridades del Partido y el Gobierno del municipio y la provincia, las organizaciones empresariales y demás instituciones implicadas en el desarrollo de la colosal fiesta, han dedicado todo su empeño y dispuesto todos los recursos posibles para retribuir la entrega permanente del glorioso pueblo santiaguero, que celebrará el aniversario 510 de la otrora Villa y el 72 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes
Y es que será una feliz oportunidad para revelar valores y afianzar la unidad, al amparo de la cultura artística popular de la emblemática urbe oriental, con el influjo de su gente batalladora, bullanguera y alegre, que cada día reinventa soluciones para vencer obstáculos. Bastan razones para que el carnaval siga siendo laurel para el pueblo y su historia.