Celebrar el primero de mayo en Cuba es llevar la conmemoración de los trabajadores a nivel de familia. Por eso es notorio que en cada llegada de la efeméride del proletariado mundial, la gente salga a la calle en son de fiesta, acompañados de padres, parejas, hijos, nietos…
La celebración del primero de mayo es para los cubanos parte de una tradición de más de seis décadas. El contenido ideológico y la principal motivación para lograr esto que se convierte por su magnitud y mensaje en importante demostración popular, hay buscarlo en la cultura política y el patriotismo de los habitantes de esta isla.
Es contradictorio para muchos, que observan la situación económica de la nación desde un prisma de derrota y desesperanza, que los cubanos sí celebren el primero de mayo y no lo conviertan como en muchos casos, una jornada de demandas.

Solo conociendo en profundidad la naturaleza rebelde y la elevada cultura política de los que viven en la isla, se puede comprender por qué los primeros de mayo tienen en Cuba el matiz de festividad. Si no es así no hay posibilidad de comprender por qué la gente ríe a carcajadas o baila al ritmo de una conga, en medio de la escasez y las limitaciones materiales.
El cubano es rebelde ante la ineficiencia o la inoperancia de alguna política que no funcione en la práctica, pero también ante el asedio constante, la guerra económica desde el exterior, los intentos de obstaculizar el desarrollo, las trampas y la guerra mediática contra todo lo que huela a Cuba. La gente sabe que hay eficiencias internas, pero también que existe una guerra rapaz y oportunista organizada desde el exterior.

Esa visión objetiva de mundo que tienen los cubanos, esa perspectiva de cuáles son los pro y los contra de lo que se les vende en los medios alternativos y los canales subversivos, es lo que les permite entender la lógica de resistencia del cubano ante el intento de cambio a la fuerza que se pretende lograr en la isla caribeña.
Entonces, no debería haber sorpresas cuando el próximo primero de mayo la gente nuevamente tome las calles y ofrezca, no un show mediático con los mejores recursos audiovisuales, sino una demostración de esa naturaleza rebelde y culta de la que hablamos y a lo que se le suma un fuerte componente de fidelidad y patriotismo.