En los últimos días, la expresión “cuídate” se ha convertido en una de las más escuchadas entre los santiagueros. En llamadas telefónicas, redes sociales o encuentros cotidianos, la frase refleja la preocupación colectiva ante la situación epidemiológica que atraviesa el territorio, marcada por el incremento de enfermedades transmitidas por el mosquito Aedes Aegypti, fenómeno que se ha visto agravado tras el paso del huracán Melissa.
En otros espacios donde se concentran numerosas personas, como los establecimientos comerciales, el tema más recurrente continúa siendo la presencia de dengue, oropouche y chikungunya, esta última considerada la de mayor agresividad por los intensos síntomas que provoca, entre ellos fiebre alta prolongada, dolores articulares y musculares, cefalea y erupciones cutáneas, entre otros.
Las autoridades sanitarias y de gobierno han reconocido las limitaciones existentes para mantener un enfrentamiento sistemático al vector debido a la falta de recursos, pero insisten en que la prevención comunitaria resulta esencial, de ahí que se exhorta a la población a acudir oportunamente a los servicios de salud ante la aparición de síntomas, evitar la automedicación y eliminar los posibles criaderos en los hogares y alrededores.
Durante una reciente reunión con expertos y científicos del sector, el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez orientó “trabajar esta epidemia como se trabajó la COVID-19”, enfatizando en la necesidad de una respuesta integral y coordinada a nivel nacional.
En Santiago de Cuba, las afectaciones provocadas por el huracán, como el estancamiento de aguas y la acumulación de desechos, han favorecido la proliferación del Aedes Aegypti, y la población solicita y apoya la adopción de medidas urgentes con el propósito de reducir la presencia del mosquito y proteger la salud colectiva.
Es correcto que las autoridades locales reiteran el llamado a mantener la disciplina sanitaria, la cooperación entre vecinos y la participación activa en las labores de higienización como elementos claves para frenar el avance de las arbovirosis en el territorio, pero se impone mayor agresividad gubernamental ante esta situación que está generando saldos alarmantes.
La población reclama con urgencia, medidas como la abatización del agua para eliminar las larvas y la fumigación masiva para reducir la población de mosquitos adultos. La percepción general es que, en esta provincia del oriente cubano, el número de enfermos por arbovirosis ha aumentado de forma sustancial.