Hace quince años, durante una comparecencia en la Mesa Redonda de la Televisión Cubana, el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro Ruz, afirmó: “Los Estados Unidos no juegan limpio y no dicen ninguna verdad”, declaración que basó en un exhaustivo análisis de la situación en el Medio Oriente en aquel momento, en particular de la crisis generada por la política de hostigamiento de Estados Unidos e Israel hacia Irán.
¡Cuánta razón tenía Fidel!. Durante su primer mandato, el 28 de enero de 2020, Donald Trump presentó, en un encuentro con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, su llamado plan de paz para el Medio Oriente, centrado en el conflicto israelí-palestino. En esa ocasión, Trump aseguró que «ningún palestino o israelí será sacado de su hogar», sin embargo, durante su permanencia en la Casa Blanca, los abusos del ejército israelí contra el pueblo palestino no cesaron.
En aquel análisis de hace quince años, Fidel Castro cuestionó el enorme arsenal bélico del que disponen las principales potencias mundiales y advirtió sobre la descomunal cantidad de ojivas estratégicas que estas poseen, una cifra que no deja lugar a dudas sobre el grave peligro que se cierne sobre la humanidad. Insistía, además, en que no era difícil imaginar las consecuencias devastadoras que tendría el uso, aunque fuera parcial, de ese arsenal y, en este escenario, el gran mentiroso, guerrerista e instigador, el gobierno de los Estados Unidos, estaría involucrado hasta el cuello.
Fidel se adelantó en su análisis e ironizó sobre la hipótesis de que Irán pudiera desarrollar armas nucleares: “Es risible este problema creado, ¿dónde está la lógica de todo esto?”. A la distancia de aquellas reflexiones, Irán fue atacado por las fuerzas israelíes, y ante la contundente respuesta del país persa, el presidente Trump autorizó el bombardeo de instalaciones nucleares dedicadas al enriquecimiento de uranio con fines industriales y de desarrollo, y se proclamó como intermediario de la paz. En este contexto, vuelve a ser válida la pregunta: ¿mentirosos o no?
Y para reafirmar la tesis de Fidel, basta observar el comportamiento de Donald Trump durante su campaña por un segundo mandato presidencial, donde se proclamó garante de la paz mundial si regresaba a la Casa Blanca. ¿Y qué ha sucedido?: Ha aprobado la reanudación del envío de armas a Ucrania, insiste en respaldar al gobierno de la isla de Taiwán en su intento de separarse de China y ha desatado la peor guerra comercial y arancelaria que el mundo haya conocido.
En sus delirios de grandeza imperial, ha expresado deseos de anexarse territorios como la Franja de Gaza, Groenlandia, el Canal de Panamá e incluso Canadá, y por si quedara alguna duda sobre la decadencia moral del sistema imperialista que encabezan los Estados Unidos, Trump y Netanyahu vuelven a burlarse del principio de racionalidad que debería regir las relaciones internacionales y la paz entre los pueblos.
Como muestra de ese cinismo, el líder fascista Netanyahu acaba de nominar al presidente de la potencia más mentirosa, promotora del odio, la desigualdad y las guerras, como candidato al Premio Nobel de la Paz. “Usted está forjando la paz, mientras hablamos, en un país, en una región tras otra, por eso quiero presentarle, señor presidente (Trump), la carta que envié al Comité del Premio Nobel: lo nomina para el Premio de la Paz, que es bien merecido y usted debería recibirlo”.
¡Cuánta hipocresía!