martes 26 agosto 2025

Desde la visión certera de las esencias (+Video)

“Una Colmena encerrada”, nombre que identificó la puesta, abrió con una invitación a recorrer el camino de las esencias y acentuó cómo los conocimientos recogidos en la ciencia, la literatura, la historia y las personas pueden ayudarnos a transformar el mundo

Cuando los sentimientos nobles y límpidos marchan de la mano del raciocinio en defensa de la verdad, no hay fuerza maléfica que pueda detener el avance de los procesos, en busca del bienestar de las personas.

No se trata de una reflexión extraída de un texto ajeno, es una conclusión devenida, al calor de un espectáculo reciente, protagonizado por ese proyecto exitoso cubano, donde los niños, al amparo del arte, son los ejes principales para orgullo de la nación: La Colmenita.

En muchas oportunidades los televidentes o espectadores en diferentes escenarios hemos disfrutado de propuestas interesantes y conmovedoras por el contenido, traducido con talento y extraordinaria belleza artística, a partir de la sagacidad de su director general Carlos Alberto Cremata y de Claudia Alvariño  Díaz (Mumi), en su condición de directora del emblemático proyecto,  compuesto por un colectivo de infantes muy inteligentes.

Esta vez fueron mucho más allá al adentrarse en la esencia de nuestros problemas actuales con la fortaleza determinante de la verdad, como necesidad imponderable para, desde poderosas razones comprender los porqués, afianzar la unidad, sanear el camino de errores y permear las acciones con amor.

Niños y niñas, bajo la conducción de Mumi, a semejanza de una maestra en intercambio con sus alumnos, revelaron situaciones reales, abusivas y plenas de odio, generadas por el genocida bloqueo imperial contra la población cubana. No fueron textos discursivos, sino pinceladas reales de acontecimientos diabólicos, que pretenden lacerar la voluntad de los nativos, confundir, sofocar por desesperación y hambre, y flagelar la confianza en la Revolución.

Nuestro apóstol decía: “¿Qué es el arte, sino el modo más corto de llegar al triunfo de la verdad, y de ponerla a la vez, que perdure y centelle en las mentes y en los corazones?…”

Sucede que La Colmenita logró con esa puesta artística llegar a la mente y calar hondo en los sentimientos de las personas; dio una lección de cómo razonar e ir a la esencia de los problemas, a la naturaleza de las cosas, a qué hacer ante el agobio propio por la asfixia de carencias e inconvenientes actuales; desentrañar las causas y sus responsables, y sobre todo unirnos en abrazo apretado y potenciar la identidad de los cubanos, como hermanos que colman historias de heroísmo y amor.

“Una Colmena encerrada”, nombre que identificó la puesta, abrió con una invitación a recorrer el camino de las esencias y acentuó cómo los conocimientos recogidos en la ciencia, la literatura, la historia y las personas pueden ayudarnos a transformar el mundo. Así también quedó demostrado cómo se siente una colmena cuando le cierran todas las salidas y sus abejas no pueden hacer la miel con su trabajo, ni vivir honradamente de ello; imagen fiel de lo que sucede con los efectos del bloqueo, de ahí la necesidad de descubrir las esencias y no caer en la complicidad de los errores.

El cierre fue emocionante y vigoroso: “Vamos a esforzarnos más que Cuba es de todos los cubanos buenos: salvando la colmena, rompiendo el muro y tumbando el bloqueo”. El desafío es tácito y permanente: estrechar la unidad, consciente de las esencias de los problemas y eso nos permitirá corregir los errores, trabajar con inteligencia y creatividad, y avanzar.

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