viernes 25 julio 2025

Al ambiente, por el medio

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Granma
Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
Cuba siempre ha sido consecuente con la necesidad de cuidar y preservar el medio ambiente

Autor: Pastor Batista Valdés

Asiste hoy el mundo a una celebración más del día escogido por él para defender y preservar el medio ambiente.

El reiterado clamor de científicos y estudiosos, para concretar en acciones la voluntad suscrita en acuerdos y tratados internacionales, no ha sido suficiente desde hace más de medio siglo.

Alertas como las que genialmente hizo Fidel, en junio de 1992, desde Río de Janeiro, no han hallado la receptividad que merecen, sobre todo en las grandes sociedades de consumo, responsables en alto grado de problemas que perjudican la naturaleza y a la humanidad.

Para muchos estadistas, esta afirmación: «una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre», solo aludía a algo lejano en el tiempo.

Ahí están intensas sequías, tsunamis, inundaciones, huracanes, desertificación, contaminación de ríos y mares, aumento de la temperatura, extinción de especies, incendios, disminución de áreas boscosas, hambruna, guerras… 

Acerca de esa realidad y las alternativas para enfrentar tales fenómenos, se meditará hoy, con óptica nacional, desde Sancti Spíritus, territorio que sobresale por el adecuado manejo e incremento de áreas protegidas, la defensa de la superficie boscosa, los manglares y el uso de fuentes de energía renovable.

Cuba siempre ha sido consecuente con la necesidad de cuidar y preservar el medio ambiente. Fidel lo dejó claro desde enero de 1960, reunido con espeleólogos: «Y si es interesante la geografía, porque es el escenario donde vive el hombre, el hombre tiene que ser necesariamente más interesante todavía que la propia naturaleza donde vive».

No por casualidad el Artículo 75 de la Constitución de la República establece que «todas las personas tienen derecho a disfrutar de un medio ambiente sano y equilibrado, declara que el Estado protege el medio ambiente y los recursos naturales y, además, reconoce su estrecha vinculación con el desarrollo».

Tampoco es fortuita la Ley 150, relativa al Sistema de Recursos Naturales y Medio Ambiente, ni la firma de acuerdos como el de París, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, en aras de limitar el aumento de la temperatura global; el Convenio de Viena para la protección de la capa de ozono, el Protocolo de Montreal acerca de sustancias que agotan la capa de ozono y el Convenio sobre diversidad biológica.

El asunto, sin embargo, no es solo estatal, institucional o académico… es también un problema en el que tienen que converger lo social, lo humano, lo comunitario, lo familiar, mediante un conocimiento y una cultura real que pongan coto a toda forma de maltrato a la flora y la fauna, derroche de recursos (agua, energía eléctrica, combustible…), o posturas tan irreverentes como lanzar desechos sólidos o sustancias contaminantes a ríos y mares, lucrar ilícitamente con recursos naturales de minas y canteras o talar árboles con idéntico fin.

Magnífico momento hoy para retornar a Fidel, quien, frente al desenfreno de las sociedades de consumo, advirtió: «…también hay que proteger el cerebro humano de la contaminación y del veneno; porque si han envenenado los mares, los ríos y la atmósfera, están envenenando el cerebro humano, en dosis increíbles…».

Su llamado desde Río parece acabado de formular: «Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación… «Desaparezca el hambre y no el hombre… Cesen los egoísmos, cesen los hegemonismos, cesen la insensibilidad, la irresponsabilidad y el engaño. Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo».

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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
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