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Constantemente surgen nuevas “iniciativas” del gobierno de los Estados Unidos, esta vez impulsadas por el secretario de Estado, Marco Rubio, medidas que no solo refuerzan, sino que también profundizan el bloqueo económico y financiero impuesto al pueblo cubano durante más de 65 años, contribuyendo, junto con insuficiencias y errores internos, a una situación crítica en el acceso y el costo de los alimentos.
Garantizar el suministro de alimentos es, ahora más que nunca, una prioridad para el gobierno cubano, dado que constituye un aspecto fundamental para la vida humana, sin embargo, esta gestión se ve amenazada por la falta de liquidez financiera del país, lo que dificulta la disponibilidad de dinero para el acceso oportuno a los recursos necesarios para la alimentación de la población.

Por ello, cada persona afronta esta urgencia según sus posibilidades, lo que ha llevado a la creciente popularidad del cultivo de alimentos en patios, azoteas, balcones y zonas periféricas de ciudades y pueblos, en detrimento, a veces, de la estética urbana, pero con el firme propósito de aliviar la presión diaria del sustento de las familias con menos posibilidades económicas y aferrándose a la idea de que “la esperanza es lo último que se pierde.»
Las imágenes que acompañan este comentario muestran áreas del Consejo Popular Vista Alegre-Pastorita-Rajayoga, al este de la ciudad de Santiago de Cuba, donde se hace evidente la necesidad de impulsar el cultivo de alimentos. ‘Si no lo hacemos, ¿cómo podríamos resistir y sobrevivir con lo que se vende en los centros comerciales?. Los más vulnerables, que somos la mayoría, no podemos acceder con la sistematicidad requerida a esos productos con nuestros salarios, y mucho menos con la pensión de los jubilados’, reflexiona Manolo, un emprendedor conuquero que cultiva plátanos, frijoles caballeros y guandules en el área pública del edificio donde vive.

Además de las viandas, muchos buscan otras alternativas como la cría de pollos, cerdos y conejos, porque ‘el precio de las proteínas es inaccesible’. En Santiago de Cuba, durante los días de feria donde se vende más barato, ‘es imposible encontrar un huevo por menos de 80 o 90 pesos, el picadillo supera los 300 pesos la libra y la carne… bueno, la carne de macho no baja de 600 pesos’, lamenta nuestro interlocutor.

En el cultivo de parcelas urbanas, algunos tienen más suerte que otros. Durante la cosecha, pueden disponer de frutas como el mango y el aguacate, entre las más populares, e incluso obtener algunos ingresos con su venta. Además, cultivan especias verdes, hortalizas y algunas plantas medicinales, entre otros cultivos, corroborando el refrán de los abuelos del campo de que, en tiempos de crisis: ‘ante la falta de pan, casabe’.

El concepto de la agricultura urbana, atendido en Cuba desde 1994 como una alternativa para gestionar la producción de alimentos durante el llamado “período especial”, es hoy más urgente que nunca. La canasta básica normada no garantiza una real subsistencia, y muchos consumidores carecen de acceso seguro y equitativo a otras fuentes de alimentos.
Como se expresó en la Tribuna Antimperialista celebrada el 26 de febrero en Guantánamo: “El bloqueo está destinado a matar; su objetivo es generar desesperación e ingobernabilidad para derrocar la Revolución Cubana”. Sin embargo, en la conciencia de la mayoría de los cubanos está impregnada la decisión de que no habrá rendición.