martes 19 agosto 2025

Donde el sol «alumbra» de noche

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Granma
Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
La instalación de pequeños módulos de paneles solares beneficia a familias guantanameras que habitan lugares montañosos y de difícil acceso

Autor: José Llamos Camejo

Los Naranjos, Guantánamo.— Dice Benito Pérez que «aquí arriba el sol se pelli’ca y él mi’mitico se corretea». Lo dice con voz socarrona. Y sonríe. Y con esas manos inquietas, y más expresivas que su verbo simpatiquísimo, se ajusta la gorra curtida por los rigores del campo. 

Los Naranjos se empinan casi a 800 metros sobre el nivel del mar, al nordeste de Felicidad de Yateras. Los que más lo habitan son árboles: ceibas, algarrobos, mangos, yagrumas, guásimas, cedros, la palma real… gigantes en porfía interminable por un sorbo de luz solar.

Abajo hay variedades de helechos. Y vestigios de cafetales ancestros, Ruinas Francesas surcadas por caminos empinados y pedregosos, llenos de misterios y de valores patrimoniales, al igual que el camposanto del sitio, memoria de colonos galos que vivieron aquí en otros siglos.

En Los Naranjos, el verdor y el follaje certifican la buena salud de la fronda, y el hacinamiento vegetal contrasta espléndidamente con la existencia de los Ramírez-Rojas, de los González, Fernández y Pérez, entre otros que viven aquí, en hogares empotrados como nichos de placidez humana, dispersos en la majestuosidad del paisaje.

Sucede que, tan espesa, la sombrilla vegetal se interpone entre el suelo y el astro rey; el frescor es de paraíso. De esa realidad extrajo la mitad de su ocurrencia Benito Pérez. La otra mitad empieza, «desde hace no tanto», al final de las tardes, cuando el sol se esconde detrás de la cordillera, y poco después reaparece en lámparas, refrigeradores, televisores.

En eso Benito ve una dichosa contradicción de la estrella mayor; «de día el sol casi ni se ve por aquí –dice con deleite–; pero de noche alumbra la casa». Su encomio entonces le da paso al dicharacho guajiro: «…el sol se pelli’ca y él mi’mitico se corretea».

Hay gratitud en la expresión del septuagenario, negado a que lo retraten. Cuando habla de la luz y del astro rey, las palabras suenan como las de un inconsciente y no designado, pero fiel portavoz de la vecindad. Uno se da cuenta después, al hablar con otras y otros en el agreste paraje.

«El alivio es grande desde que los paneles llegaron», dice Yunisleidis González desde la ventana de su vivienda. Dice que algunos de «esos aparatos» habían llegado antes aquí, «pero estaban rotos o les faltaban las baterías». Ahora funcionan, y con ellos las luces, los equipos domésticos, y hasta «los de música, que a veces usamos pa´ echar un pie».

A Los Naranjos está llegando el bautizo fotovoltaico que viene a quitarle dureza a la existencia aislada de más de 300 familias en las montañas del Alto Oriente.

Y, lo mejor, «Guantánamo dispone de recursos para instalar 625 módulos de paneles solares este año en la serranía», y en otras más de 200 viviendas ubicadas en similares sitios llegará el enlace con el Sistema Eléctrico Nacional, según el ingeniero Joaquín Díaz Cantillo, quien lidera en el territorio la dependencia de la Unión Eléctrica (une).

Técnicos y especialistas de la filial de Copextel, y de la une de aquí, apoyados por fuerzas de los municipios beneficiados, asumen el montaje en ejecución, como parte de una estrategia que, poco a poco, va transformando la matriz energética en toda Cuba.

Algo más de un centenar de los paneles previstos para instalar beneficiarán a Imías; similar cifra recibirá Maisí, al tiempo que a El Salvador llegarán poco menos de 80, y 61 a San Antonio del Sur.

Por estos lares hay devotos de la Virgen de la Caridad y de otras deidades, pero tienen claro que atrapar al astro rey, y con su luz aliviar los días, noches y madrugadas del campo guantanamero, es posible con sabiduría y mucho esfuerzo. La sensibilidad hace terrenales «prodigios».

Y a quienes propician el beneficio, la gente los mira como Benito Pérez al astro rey, ese amigo que desde arriba les tiende sus rayos, para que otros aquí abajo les tiendan las manos y den motivos para ufanarse como él: «en la loma donde yo vivo, ya el sol alumbra de noche».

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abril 11, 2024 at 1:44 am
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