En La Tablilla de Arrollo del Medio, a unos 18 kilómetros al este de Mayarí Arriba en el actual municipio de Segundo Frente, en la provincia Santiago de Cuba, vivían los ´Muñoces´, una familia de campesinos pobres pero muy unidos que nunca dejaba de celebrar las navidades. Uno de los hermanos menores, Alberto Muñoz Fernández, conocido como Betico, fue por años protagónico en el arte de asar el macho (cerdo) en púa, según testimonios de sus familiares.
El 24 de diciembre, al caer la noche, “los muchachos y adultos de la familia se congregaban alrededor de donde se cocinaba al aire libre, en lo que era una de las ocasiones más esperadas del año por la mayoría de los cubanos, la Nochebuena, que en el campo se vivía con gran intensidad hasta las primeras horas del 25, en anticipación al Día de Navidad.
La tradición, introducida en Cuba durante la época de la colonización española, estuvo al borde de la desaparición, posiblemente a partir de la década de 1970 con la prioridad dada a la zafra de los 10 Millones, aunque la población continuó celebrándola, ya sea con recursos limitados o en medio de una mayor efervescencia, especialmente en los hogares campesinos donde estas fiestas representaban, además, un merecido descanso después de un año de arduo trabajo enfrentando la incertidumbre generada por los sucesivos gobiernos en la república mediatizada.

La tradición familiar en casa de los Muñoces durante la ceremonia de asar el macho en púa era muy animada y festiva. Los muchachos se entretenían tirando boniatos y plátanos para coserlos en la brasa humeante donde caía la grasa que el vapor le arrancaba al cerdo de sus entrañas, mientras que los adultos disfrutaban de ron, vino, cerveza y otras bebidas según sus gustos y disponibilidad, y a la hora de la cena no faltaba el congrí, el ñame de agua, las ensaladas, los turrones de Alicante y Gijón, y algunos dulces caseros, entre otras ofertas.
En 1958 Betico y sus hermanos se unieron al ejército rebelde, ya sea como combatientes o colaboradores y tras el triunfo del primero de enero, sus roles dentro de la revolución victoriosa, alteraron la dinámica familiar. A pesar de que continuaron manteniendo de diversas formas la tradición navideña que solían compartir junto a sus padres Juan Muñoz Chacón y Nicolasa Álvarez Castillo, las exigencias de sus nuevas responsabilidades les impidieron reunirse de la manera tan especial como solían hacerlo antes.
Las tradiciones han evolucionado; a pesar de que los cubanos continúan celebrando la Navidad, se enfrentan a ciertas limitaciones que no les permiten a muchos el poder disfrutar del tradicional macho asado con el mismo esplendor de épocas pasadas, sin embargo, independientemente de las circunstancias, primará el deseo sincero de las FELICES NAVIDADES para todos.
En esta fecha, Alberto Muñoz Fernández habría cumplido ya 83 años, y entre las razones para recordarlo en esta navidad, destaca su habilidad magistral en el arte de asar el macho en púa.