martes 19 agosto 2025

“Viene el río”. Así dicen los niños de Zenia cuando llueve

Fotos Yasser Landazuri

Desde el amanecer del 21 de octubre la vida de muchos guantanameros no es la misma. Cuando llueve los niños de Zenia empiezan a llorar y la única frase que dicen es “viene el río”, “viene el río”. Son cuatro pequeños de 10 meses, 4, 5 y 6 años. Su madre tiene 27 años y es una songomayense residente en San Antonio del Sur.

El huracán Oscar les dejó los peores recuerdos de la madrugada más larga de sus vidas. Viven en zona de playa y fueron evacuados cuando el evento climatológico se acercaba a la más oriental de las provincias cubanas. En aquella escuela que les sirvió de refugio nunca pensaron ver tanta agua en tan poco tiempo.

Zenia Godínez Moreno es una joven de pequeña estatura que aún en los peores momentos no pierde la sonrisa. Es muy afable y gentilmente accedió a dialogar con nuestro equipo el día que la conocimos y contar sus tristes recuerdos.

Durante la noche la lluvia y el viento ya se sentían con furia, pero en horas de la madrugada el agua comenzó a subir de nivel de manera rápida. Puso a sus cuatro niños sobre el segundo nivel de las camas literas. Los gritos de auxilio eran el reflejo de la desesperación de los adultos y el llanto de los más de 26 pequeños no tenía consuelo.

Su esposo trató de salir, pero la fuerza del río no lo dejaba avanzar y tuvieron que permanecer allí con el agua a nivel del pecho. Se subieron en los aleros, muros de los baños y sitios más altos hasta que llegó el amanecer. Un custodio de la escuela y otros vecinos que llegaron los ayudaron a llevar los niños y ancianos a un sitio más seguro.

Cuando pudieron regresar a su casa el hogar que dejaron ya no era habitable. Las paredes están viradas y con grietas y muchas de sus pertenencias se fueron con la furia de las aguas.

Otro momento muy duro fue cuando circuló la noticia falsa de la ruptura de la presa de San Antonio del Sur. Esa noche durmieron en una montaña por miedo a que el río volviera a arrasar con todo. Cuando llegó la calma su esposo los trajo para la casa de su madre aquí en su natal Songo-La Maya.

Hasta allí llegó la brigada de instructores de arte José Martí y otros trabajadores del sector de la cultura para regalarles sonrisas, alegrías, acompañamiento y calor humano. Donativos de ropa, calzado, aseo y alimentos también llegaron a las manos de Zenia y sus cuatro niños.

El gobierno local, la Dirección municipal de educación, la iglesia Bautista y otros songomayenses solidarios también han ayudado a esta familia que perdió mucho con el huracán Oscar. Aún la lluvia les trae malos recuerdos y el llanto de sus pequeños, pero queda la vida y ese es el mayor regalo para recomenzar.

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