El 11 de noviembre de 1975, la República Popular de Angola proclamó su independencia, un logro que solo fue posible gracias a la colaboración solicitada por Agostinho Neto, líder del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), a Cuba. Sin esa ayuda, el intento de establecer la independencia habría fracasado debido a la oposición del imperialismo internacional, que buscaba sabotear el acuerdo entre las fuerzas progresistas angoleñas y Portugal.
En respuesta a la petición de ayuda, el gobierno revolucionario cubano decidió intervenir y en los primeros días de noviembre de 1975, llegó un grupo de instructores a Luanda, marcando el inicio oficial de la «Operación Carlota», nombrada así en honor a una valiente líder negra, esclava lucumí, que encabezó dos rebeliones de esclavos en el ingenio azucarero de Triunvirato, en la provincia de Matanzas, durante la época colonial.
A 49 años del inicio de la participación cubana en la lucha por la independencia de Angola, el recuerdo de aquella epopeya sigue siendo conmovedor. Unos 2 mil 655 compatriotas sacrificaron sus vidas en ese conflicto, fusionando su sangre, sudor y fe en la causa del progreso humano, enfrentándose a la injuria y la arrogancia del imperialismo, que intentaba impedir la autodeterminación del pueblo angolano.
Los cubanos se unieron a una larga historia de resistencia contra el colonialismo, la esclavitud, la miseria y la opresión y su gesta no solo marcó nuestra implicación en la independencia de Angola, sino que también contribuyó al proceso de liberación de Namibia, y fue un golpe certero que se clavó en el corazón del apartheid sudafricano, erosionando sus cimientos hasta su colapso final.
En 1977, el General de Ejército Raúl Castro Ruz expresó sobre Angola: «Nos llevaremos solamente la amistad indestructible de este gran pueblo y los restos de nuestros muertos», palabras reafirmadas por el comandante en jefe Fidel Castro Ruz el 7 de diciembre de 1989 cuando dijo: los miles de combatientes que participaron en África no buscaban gloria personal ni riquezas; su único deseo era ser útiles, cumplir con la Revolución y estar a la altura de su tiempo.
Cerca de 450 mil cubanos, incluyendo médicos, maestros, ingenieros y soldados, sirvieron en Angola durante los casi 16 años de misión internacionalista. En mayo de 1991, la Operación Carlota llegó a su fin con la retirada del último soldado. Ese día estuvo impregnado de emotividad y con lágrimas en los ojos de muchos compatriotas al recordar a los caídos, y un sentimiento de nostalgia y orgullo palpable se apoderó del ambiente. Las tropas cubanas victoriosas, regresaron a casa con la frente en alto.