José María, mucho Heredia

Porque los grandes se unen, digo hoy, pero duro fue el camino para ambos próceres que nos llegaron hasta nuestros días y prevalecerán más allá de su mayo nefasto, volcánico y terrible, tanto para ellos en su momento, como a los amigos en su tiempo y en el contexto de una contemporaneidad que reivindica el verso vivo como la espada y la metralla.

Y es que Heredia y Martí tuvieron muchos hilos de contacto sin proponérselos, el primero oriental, santiaguero por excelencia, de “donde son más altas las palmas en Cuba nació Heredia”. Cantor del Niágara, representante de la escuela prerromántica, dueño del verso rebelde y elegante como el segundo; devenido el Héroe Nacional de Cuba, habanero, pero en reposo eterno en Santiago, su definitiva morada, curiosamente, no frecuentada, pero que supo de sus hijos, sus dolores y tan epicéntrica por la cual llamó “la infatigable Santiago”.

Heredia signado por el 7 de mayo de 1839 cuando colapsó por la tuberculosis, en la capital mexicana, a una edad tan joven como los 35 años, agobiado por el impacto de la famosa carta a Miguel Tacón, quien le concedió el permiso al poeta para volver a su Cuba para ver a la madre a duras penas.

El impacto fue terrible para Heredia porque provocó no pocos comentarios, principalmente, entre amigos, como el célebre Domingo del Monte; imagine usted, pedirle al Capitán General permiso para volver del destierro, a costa de retractarse de la posición revolucionaria, ése fue el catalizador de los comentarios.

De este pesar de la grandeza inútil, de la pasión desocupada y de la vida vil, moría, hilando trabajosamente sus últimos versos, el poeta que ya no hallaba en la tierra más consuelo que la lealtad de un amigo constante”. Les comento que es aún muy interesante el enfoque martiano en su discurso epidíctico, porque se sabe del consenso del auditorio, no busca convencer sobre quién era Heredia, mucho menos, al referirse a aquella situación tormentosa, cuando en silencio y desde la lejana Ciudad de México, nuestro poeta y Cantor del Niágara entró en la eternidad.

En su prosa misma, resonante y libre, -dice Martí de Heredia- es continuo ese vuelo de alas anchas, y movimiento a la par rítmico y desenfrenado”.

Detrás y muy presentes aquellos recuerdos de Heredia, al decir por Martí: “Oyó decir de Bolívar, que se echó a llorar cuando entraba triunfante en Caracas, y vio que salían a recibirlo las caraqueñas vestidas de blanco, con coronas de flores”.

Significa que Martí dejó bien claro su elogio a Heredia, apegado a la cubanìa, y lo demostró en el discurso en Nueva York en 1889, con toda la retórica clásica al estilo de Cicerón: exordio, narración, argumentación y peroración. Y de eso se ha dicho, de la excelencia de la oratoria martiana en el Hardman Hall, del 30 de noviembre.

Permiso a usted para concluir con el exordio martiano, lo ilógico de lo lógico, pero sustenta la imagen del poeta romántico José María Heredia, según José Martí: «divino cubano», «genio inmarcesible», «héroe infeliz», «genio de noble República» «con el trueno en la diestra, el torrente a los pies, sacudida la capa de tempestad por los vientos primitivos de la creación, bañado aún de las lágrimas de Cuba el rostro», otorgando a Heredia un áurea heroica.

Y es que «¡Pesan mucho sobre el corazón del genio honrado las rodillas de todos los hombres que las doblan»

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Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
El secretismo no es política de estado, sin embargo, hay directivos en entidades que lo practican...
Hay que adelantarse a los acontecimientos. La ingenuidad en la comunicación, cuesta.
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