Abril es el dulce preludio de la consagración de la primavera, una de las cuatro estaciones que implica una parada especial cada día 22 del cuarto mes del año, dedicado a la Pacha Mama, esta nave espacial común que debemos cuidar mejor: la Tierra.
El origen de esta celebración por el Día Internacional de la Tierra, parte de la necesidad en el impulso de la sostenibilidad y la acción por el clima y el entorno, según consideró la propuesta surgida en 1968 por el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos y el Simposio de Ecología Humana que permitieron una reflexión mejor sobre medioambiente y biodiversidad en relación con la salud de las personas y los animales.
Santiago de Cuba no escapa a esta preocupación medioambiental cuando cada año “se pierden más de 4.7 millones hectáreas de bosques”, suceden emisiones de gases de efecto invernadero, el descontrol de las aguas residuales sin tratamientos, la sequía y el aumento de las temperaturas, riesgos mayores para las especies, la aridez de los suelos, incendios forestales y menor fertilidad para la siembra.
Si bien “Cuba registra un 0.1% de emisiones de gases de efecto invernadero, mientras Estados Unidos un 20%”; nuestra provincia también tiene sus urgencias en el plan de desarrollo económico social hasta el 2030, de ahí, el trabajo en los macro-programas como el Plan Turquino-Manatí y los micros, por ejemplo, el saneamiento de la bahía local. Está la Tarea Vida que implica investigación, gestiones activas de decisores y gestores comunitarios, la educación y las acciones frecuentes para contrarrestar los impactos negativos en el entorno costero.
La política está clara e implica en Santiago de Cuba los poderes judiciales, ejecutivos, legislativos y la prensa en su protagonismo que transversaliza a toda la sociedad y esferas, sobre la base de la estrategia medioambiental santiaguera, entendido como el conjunto de acciones bien pensadas, a partir de las condiciones adversas que el propio ser humano creó y las respuestas consecuentes desde la comunidad, el barrio y el hogar.
No olvidemos que desde 1997, Cuba cuenta con la Ley 81 de Medioambiente, instrumento por la calidad de vida, la salud y los ecosistemas, presupuesto legal que ampara todo tipo de coherencia en la gestión, estudios y estrategias locales en Santiago: los manejos costeros, la agricultura, las fuentes renovables de energía, los recursos hídricos, la construcción y la ecología local, entre otros.
La Tarea Vida existe en Santiago de Cuba y se revisa desde abril 2017 y la delegación provincial del Citma (Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente) trabaja en tres direcciones: “restaurar los ecosistemas, que las infraestructuras tengan niveles de reconversión, de cara a mejor la tecnología y en preservar los recursos naturales.” Significa medir la efectividad de la estrategia, indicadores como la huella ecológica, la resiliencia climática y la calidad ambiental santiaguera.
Indispensable la vigilancia y lucha contra los delitos, cómo incide en este frente la Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental, ante las ilegalidades, el papel de la inspección sistemática, la retroalimentación y la actualidad de la base de datos.
Santiago de Cuba atesoramás de veinte formaciones vegetales diferentes, incluyendo bosques nublados y pluviales; implica un ecosistema con variedad de flora, musgo, líquenes, helechos y plantas con flores endémicas, reflejo de una parte de este tesoro natural en las llamadas Áreas Protegidas santiagueras donde siempre serán pocas las respuestas del hombre y la mujer en aras de la conservación, cuidado y desarrollo de la casa común: la Tierra.