La Revolución siempre se fortalece a pesar de las malignas intenciones del imperio

La obstinación del imperio norteamericano de querer acabar con la soberanía de los cubanos es ya algo tan burdo y diabólico, que ante la imposibilidad de sometimiento, armoniza sus malignas intenciones entre la sostenida guerra económica y las acciones mediáticas con una carga perversa y criminal, sin parangón en la historia de la humanidad.

Es un hecho que está presente hoy en la realidad cubana, donde no existe afectación que escape a la oscura y vil política de asfixia económica, tal y como siempre fueron las pretensiones, desde momentos tempranos del triunfo de la Revolución. Baste hurgar en las razones de la falta de alimentos y la situación agravante de los recurrentes apagones, entre otros problemas, y quedarán al desnudo los principales responsables.

En la reciente comparecencia televisada de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, luego de un análisis objetivo y sentenciador calificó la actuación enemiga contra nuestra población como “bombas silenciosas para socavar nuestra economía, ahora apoyado con lanzamientos de cohetes mediáticos”.

Obvia el comentario porque dentro y fuera de la geografía cubana se conoce de la magnitud agresiva a la economía para lograr el caos y la desesperación por hambre, con la añadidura de la carencia de combustibles imprescindibles para la generación eléctrica. Por un lado se estrangula la economía y por otro se trata de demostrar la incapacidad de la dirección de la Revolución y del pueblo heroico.

Los problemas energéticos  se identifican en la población con los apagones, pero la verdad va mucho más allá explicada por el Presidente de la República, en relación con la persecución desatada que se expresa en las presiones de la gobernación estadounidense a las compañías suministradoras de combustible para que no faciliten su entrega a Cuba; presiones a los armadores de barcos para que no traigan dichos productos, ni atraquen en puertos cubanos, y presiones también a las agencias aseguradoras de los cargamentos.

De ahí que se viven tiempos, donde a la par de los emprendimientos, se necesita de la más elevada capacidad de reflexión y análisis para no dejarse confundir, ni caer como mansas palomas en la manipulación mediática, presente sobre todo en las redes, donde individuos, al servicio de la maquinaria siniestra imperial, tratan de provocar irritación y sentimientos de odios entre los cubanos, quienes batallan muy duro para salir de las dificultades, a espaldas del bloqueo.

Ante la intoxicación mediática, como bien la ha calificado Díaz-Canel se impone una muralla de la dignidad, como aquella que marcó la Protesta de Baraguá y como las tantas veces que el pueblo abrazado a su Comandante en Jefe, levantó y no cejó a las agresiones, ni al acoso, ni a la amenazas, y venció circunstancias muy difíciles, como paradigmas de coraje y lealtad.

La batalla económica se logrará vencer con la voluntad, la inteligencia y los esfuerzos de cubanos y cubanas, y ya se están viendo resultados, mas los “cohetes mediáticos” tendrán su derrotero con destino asegurado al triste basurero de la historia, porque ante las adversidades la Revolución siempre se fortalece.

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Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
El secretismo no es política de estado, sin embargo, hay directivos en entidades que lo practican...
Hay que adelantarse a los acontecimientos. La ingenuidad en la comunicación, cuesta.
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