La bahía de Santiago de Cuba se divisa como una de las más perfectas de tipo de bolsa no sólo en el país, sino en la región caribeña, pero como sucede con este tipo de refugio natural, la nuestra también está cargada de historias desde su conocimiento hace más de medio milenio.
Como un sitio estratégico siempre se divisó la bahía santiaguera con apenas trescientos metros de ancho y un fondo marino aún no bien explorado, a partir de sus antecedentes como vía de acceso de corsarios y piratas, anteriormente, tránsito de aborígenes y escenario de muestras ecológicas y de biodiversidad hoy en recuperación paulatina.
Consta que en el siglo XVII se construyeron algunas fortificaciones coloniales españolas, entre ellas, el flamante Castillo de San Pedro de la Roca, el Morro santiaguero; muy próxima la fortaleza de La Estrella y el fuerte de Santa Catalina, además, de otros considerados como complementarios, que si bien tuvieron su importancia para el dominio en la región sur oriental, poco sirvieron en la defensa ante el asedio de la armada estadounidense en los finales del siglo XIX.
La belleza de la bahía santiaguera distingue a Cayo Smith, -conocido ahora como Cayo Granma-, La Socapa, Punta Gorda, Ciudamar, el Júcaro, Jucarito y Caracoles, todos muy vinculados a la actividad pesquera y conjugados en el turismo con clubes y sociedades de recreo para los deportes náuticos, balnearios como El Club Náutico, El Ciudamar Yath Club, el Níspero Club, la residencia hotelera San Pedro del Mar, El Balcón del Caribe y el nuevo hotel de Punta Gorda y la Marina Marlin, entre otros.
Al triunfar la Revolución Cubana hace sesenta y cinco años, el entorno de la bahía santiaguera se fue contaminando con los residuales de las plantas, fábricas y establecimientos estatales; dígase de la nueva zona industrial con la termoeléctrica Renté “Antonio Maceo”, el frigorífico, la refinería de petróleo Hermanos Díaz; la productora de cemento “José Merceron” y la rada más importante del oriente cubano con sus astilleros, almacenes y el Puesto de Guardafronteras, luego, como parte de acciones por la salud del entorno, se hicieron dragados, reforestación en el litoral y el nuevo malecón y el moderno puerto con la ayuda de inversionistas chinos.
Así, tanto por su historia, características arquitectónicas y los proyectos de recuperación del entorno de la bahía santiaguera, aportaron en la “fundamentación enviada a la UNESCO para declarar el sitio como Patrimonio de la Humanidad, condición que le fue otorgada en 1997”.
Desde la bahía santiaguera comienza la calle Aguilera, principal arteria de la ciudad, la más larga y única que atraviesa desde el sur hasta el norte y conecta a más de cinco repartos o consejos populares. Desde el siglo XVII cuando la calle Aguilera comenzó a expandirse hacia el sur, hacia la playa y muelles, ya en los predios de la bahía se fundieron como los sitios más dinámicos, con muchos hacinamientos, próximos al litoral y de mayor actividad mercantil. De ahí el nombre “Calle de la marina”.
Hoy, al calor de las navidades y celebraciones por el nuevo año 2024, deviene en una acción tradicional la concentración de habitantes hasta el malecón, algo similar ocurre en el Carnaval acuático, en el Festival de la Jaiba y en las Noches Santiagueras.