Congreso Obrero en Armas, el triunfo de la unidad

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Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
El 8 de diciembre de 1958 inició, por idea del entonces Comandante Raúl Castro Ruz, la reunión que consolidó el apoyo de la clase trabajadora a la Revolución

Aunque cercano, el triunfo de la Revolución Cubana debía consumarse, primero, en la conciencia de todas las fuerzas, de manera muy particular en la obrera que, en Soledad de Mayarí, realizó el histórico Congreso Obrero en Armas, homólogo natural del Campesino, efectuado en el mes de septiembre de 1958.

Aunque Raúl, enfocado en los decisivos combates para tomar los pueblos y ciudades al norte de Santiago de Cuba, no pudo estar presente, sí conoció al dedillo sobre los 110 delegados que asistieron y los posteriores intentos de algunos para boicotear el encuentro de trabajadores de los sectores azucarero, portuario, ferroviario, de la construcción, el minero, comercio, e incluso de la Base Naval en Guantánamo.

En el Congreso Obrero en Armas, en el cual primó la democracia, 12 delegados abandonaron las sesiones, dadas sus posiciones divisionistas.

Triunfó la unidad, los representantes de la Comandancia del Frente, del Buró Agrario, junto a la mayoría, pudieron sostener, e incluso vigorizar el rumbo trazado en el Frente para alcanzar la victoria.

La madurez política de las fuerzas revolucionarias era tal, que el compañero Rafael González Meriño fue unánimemente elegido presidente, y Orlando Lache Chávez, secretario.

El Congreso, en su informe, denunció los problemas más acuciantes de los obreros, y también de los campesinos.

No solamente se debatieron aspectos económicos, sino también sociales y políticos, principalmente el despotismo de los dirigentes mujalistas, la represión al movimiento obrero y los asesinatos a sus líderes por parte del régimen batistiano.

El Congreso garantizó la realización de la zafra azucarera y patentizó el reconocimiento de la clase obrera al Ejército Rebelde. Los 14 acuerdos y su inmediata aplicación estrecharon la alianza obrero-campesina, fundamentaron las políticas por implementar en los territorios liberados para atender a la masa obrera y responder a sus exigencias, como antesala de todo lo que el Gobierno revolucionario, una vez en el poder, ejecutó, en consonancia con el Programa del Moncada.

Autor: Luis Alberto Portuondo

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Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
El secretismo no es política de estado, sin embargo, hay directivos en entidades que lo practican...
Hay que adelantarse a los acontecimientos. La ingenuidad en la comunicación, cuesta.
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