Fue a finales de agosto y principios de septiembre de un año histórico como 1973, cuando arribó la primera oleada estudiantil desde Guantánamo y Santiago de Cuba a la escuela Vocacional Doctor “Mario Muñoz Monroy”, en Vilorio 3, en tierra del Guaso, donde fue asesinado el 17 de mayo de 1946, el líder campesino; de ahí, el nombre del municipio “Niceto Pérez”, en el extremo oriental.
Un año más tarde, oficialmente, el 31 de enero de 1974, quedó inaugurada una escuela similar, -según registra Ecured, la enciclopedia cubana-, entonces, el nuevo centro escolar tenía mayor capacidad y asimilación de diversas técnicas de enseñanzas: era la Vocacional Vladimir Ilich Lenin, en el municipio Arroyo Naranjo, provincia La Habana, colindante en un terreno limitado al sur por la carretera de circunvalación del Globo (km 3½). Curioso, ambas vocacionales tuvieron una apertura en tiempo similar, pero con diferentes fechas de inauguración.
Surgieron después más escuelas vocacionales por cada provincia y como la nuestra, la “Mario Muñoz Monroy”, sobre la base de los principios que trazó Fidel: »Vamos a procurar que sea una buena Escuela, una Escuela moderna, una Escuela donde se den las condiciones para que puedan alcanzar las vocaciones al máximo desarrollo, una Escuela que sirva como premio, que sirva como estímulo a los que se han esforzado. Una Escuela que sirva como vanguardia, que sirva como piloto, que sirva como modelo de lo que deberán ser las escuelas del futuro de nuestra patria.»
Así surgió hace medio siglo mi Escuela Vocacional en el Campo, Dr. Mario Muñoz Monroy”, la pionera en Cuba, a dos horas y media de viaje por carretera en guagua (ómnibus) Girón VI; allá en la hermana y vecina provincia de Guantánamo, en el mencionado municipio “Niceto Pérez”, ubicado al sudoeste del Guaso, por cierto, una comarca que data de hace más de seis mil años, por la llegada de inmigrantes procedentes de Sudamérica.
Verdad que el municipio Niceto Pérez, es bastante llano y hasta fluye como un anfiteatro natural, al menos así se divisa desde la meseta de la Vocacional “Mario Muñoz Monroy”, en un territorio de 639,8 kilómetros cuadrados que limita al norte con el municipio de El Salvador; al Este Caimanera cuyas lucecitas nocturnas tejieron más de un centenar de curiosidades y cuentos, y por supuesto, el Guaso (Guantánamo), al Sur con el Mar Caribe y al Oeste nuestro Santiago de Cuba.
En Vilorio 3, dos años más tarde, en el curso 1974-1975, se completó la matricula, desde séptimo grado hasta duodécimo, en total, más de seiscientos alumnos en un centro con edificación sistema Girón, a partir de las ideas renovadoras de entonces Grupo Nacional de Obras Escolares del DESA, para el diseño de pasillos centrales muy espaciosos, abiertos a la luz natural, los vientos fuertes rurales y conectados al edificio docente, por el extremo principal, y a los dormitorios, por el fondo. A un lateral, el complejo deportivo con canchas de voleibol, basket, atletismo, fútbol y pelota
Aún sobreviven esas estructuras gracias a la fuerte cimentación con hormigón armado y los paneles prefabricados instalados, primero por soldaduras, y luego, rematados por más concreto reforzado; adentro, pocas divisiones, ventanales contiguos en ambos laterales, tanto los dormitorios como las aulas muy espaciosas, escaleras de metro y medio de ancho con barandas de aluminios, pisos de granitos fundidos y en las áreas mayores losas Doble-T, también de hormigón pretensado o armado. Y un flamante tanque de agua elevado.
En nuestras cotidianas faenas en el campo, conocimos de las refrescantes cañadas, los vastos terrenos con estratos muy dispersos de algarrobos, mangos, peñónes, palmas reales, aguacates, cedros y muchos cultivos de cítricos, pastos y cultivos varios. Allá campesinos muy nobles como Benancio y Cosme Luna Ortíz. Y el privilegio por asistir al nacimiento de la autopista sur oriental, además, de otras escuelas como la número 4, la 10, la 11 y el rescate de los obeliscos que connotan el paso mambí por estos lares, porque en estas tierras del municipio “Niceto Pérez”, otrora anduvo Antonio y José Maceo, Guillermón Moncada, Gómez y el propio Martí quien describió el combate “cuerpo a cuerpo”, en Vuelta Corta, “allí fue donde Policarpo Pineda, el Rustán, el polilla hizo abrir en pedazos a Francisco Pérez el de las escuadras[…]»
La vida en la Vocacional fluyó, primero en tensión por lo desconocido, luego, el compañerismo que rápido dio paso a la familiaridad ante las dificultades; porque entonces era un entorno escolar de mucha disciplina y exigencias para un alumnado en plena adolescencia, la mayoría alejados -por primera vez- de sus padres y ante situaciones muy difíciles y crecientes como la falta de transporte, fluido eléctrico, agua, comida; súmele la fuerte meta diaria en el campo, el obligatorio uso del uniforme azul de poliéster, los zapatos -kilos plásticos-, el indispensable promedio de 85 puntos en el rendimiento docente para mantenerte en el nivel Vocacional; pero en la “Mario Muñoz Monroy” estuvo sobre los 90 y 93 puntos, tan es así, que del centro egresaron amigos(as) quienes luego fueron funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba; Primeros Secretarios del Partido en provincias; Presidentes del Gobierno; Decanas, científicos, académicos, periodistas –como este servidor- muchos pedagogos, médicos, estomatólogos, historiadores, economistas, sociólogos, matemáticos, físicos nucleares, biólogos, químicos, ingenieros, arquitectos, y no pocos artistas e intelectuales.
La familia gigante no sólo se fomentó en la escuela Vocacional Dr. “Mario Muñoz Monroy” de Guantánamo, también fue referencia en la fundación del centro similar “Antonio Maceo” en Santiago de Cuba; incluso, hoy constituye uno de los más grandes y activos grupos de WhatsApp, el Vocacional MMM, que se conozcan en toda la nación; en tanto, el dolor de uno es preocupación de todos; cómo se gestionan formas inmediatas para saber de alguien; lo mismo hacer llegar una medicina a un lejano domicilio, una explicación médica profesional, un llamado de prevención, el chiste, la formación de parejas, porque nunca es tarde para el amor; el poema o dedicatoria rescatada después de medio siglo, y lo principal: las citas grupales, principalmente, cada 25 de julio, Día de Santiago Apóstol, aunque surgen muchas iniciativas los fines de semana, tanto fuera de Cuba, como en Guantánamo, la capital y Santiago.
Para los “vocacionaleros” lo importante es la responsabilidad, reír profundo, la amistad sana, el baile, el buen trago en compañía, el diálogo franco sin ofensas, el respeto a los credos, inclinación sexual o política; ni una palabra o gesto que pueda atentar en la intimidad del otro, de ahí cuánto crece este grupo de WhatsApp, el Vocacional MMM, pleno de nostalgia de una escuela que hoy no existe por culpa del burocratismo, la negligencia, la falta de gestión, por decisión arbitraria; a pesar que costó muchos sacrificios construirla y sostenerla como Vanguardia Nacional por tres años consecutivos; exportadora de toronjas de injertos hacia Israel y referente de una generación que sí encausó el conocimiento y la responsabilidad como virtud y luz.