Realidades que restan transparencia a la bancarización

En los últimos días del mes de octubre visité 16 unidades de prestación de servicios estatales y privadas en el consejo popular Vista Alegre-Pastorita-Rajayoga de la Ciudad de Santiago de Cuba, que incluyeron cuatro mercados agropecuarios estatales, dos bodegas de venta de productos básicos, dos tiendas de compras en MLC, cuatro cafeterías privadas que ofrecen productos ligeros y bebidas, una panadería y tres mercaditos privados de venta de viandas y otros surtidos, con el objetivo de comprobar cómo se comporta el proceso de bancarización que se impulsa a nivel de país. En todos los comercios visitados realicé una misma pregunta: «¿Puedo pagar por transferencia?».

Lamentablemente, solo en tres de estas estructuras la respuesta fue positiva; se expusieron varias causas o justificaciones para ello, como la falta de tarjetas magnéticas o cuentas bancarias, la lentitud del servicio, el inconveniente de tener más trabajo del que genera beneficios y la dificultad para encontrar cajeros automáticos cuando se necesita efectivo, entre otros argumentos.

Es evidente que la bancarización es un proceso que a largo plazo beneficiará la economía, pero existen numerosos actores sociales que lo rechazan o lo ignoran, especialmente aquellos con intenciones poco claras que prefieren fomentar el robo, la especulación y el mercado negro tanto de productos como de dinero, lo que representa un obstáculo significativo para la circulación oficial y el desarrollo y propician la evasión fiscal.

Uno de los problemas conocidos por todos, pero que al parecer muy pocos quieren abordar, es el negocio que se genera «por fuera» en muchas de las unidades estatales. Según un «experto de la calle» con quien compartí  los resultados de la encuesta, a un grupo de trabajadores de esos centros “no les conviene que los pagos se realicen por transferencia, ya que dependen del efectivo para sus propios intereses financieros” ilegales.

Sin embargo, durante mis conversaciones descubrí un detalle positivo que requerirá una comprobación más detallada de mi parte en el futuro: un jubilado me aseguró que, en una unidad de expendio de gas licuado, al finalizar el servicio oficial, les ofrecían la posibilidad a la gente de «comprar dinero en efectivo hasta donde alcanzara», opción especialmente útil para aquellos que, como él,  tienen dificultades para desplazarse “hasta los cajeros automáticos, donde el dinero depositado es escaso y las colas parecen interminables”.

Este servicio, conocido como Caja Extra, podría contribuir significativamente al proceso de bancarización y beneficiar a los ciudadanos que necesitan efectivo para sus actividades diarias, al ofrecer la posibilidad de adquirir dinero en los mismos mostradores de las bodegas y otros centros de servicios, que facilitarían complementar las transacciones cotidianas de los cubanos.

Cabe destacar que la bancarización no se resolverá de un solo golpe ni solo con la intervención y la voluntad de las instituciones bancarias; este proceso requiere de capacitación, supervisión, exigencias administrativas y gubernamentales, así como de un control social efectivo para lograr resultados.

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Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
El secretismo no es política de estado, sin embargo, hay directivos en entidades que lo practican...
Hay que adelantarse a los acontecimientos. La ingenuidad en la comunicación, cuesta.
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