Cuba también se une en las acciones por este Día Mundial de la Diabetes, no para festejar el exceso de glucosa en la sangre, sino promover la conciencia de una enfermedad no transmisible, pero con números sorprendentes en todas las latitudes, lo que preocupa el despunte constante de este padecimiento en todos los países.
Vivir sin excesos en el consumo de azúcar es una máxima, incluso, se escuchan slogan sobre lo dulce que puede ser el cuerpo humano sin excesos de este producto tan presente en muchos renglones del comercio y en la vida doméstica en sí.
Se confirma que en 1994 existían 100 millones de personas con Diabetes, 165 millones en el año 2000. ¿Por qué tanta preocupación con esta enfermedad muchas veces sigilosa? Y es que las personas con Diabetes tienen una esperanza de vida reducida y una mortalidad dos veces mayor que la población general.
Está comprobado que si se tiene un control de la diabetes, aumentaría la esperanza de vida de esos pacientes, pero esto a su vez llevaría una mayor incidencia de complicaciones micro vasculares y macro vasculares, cerebro vasculares y vasculares periféricas.
Un diabético descontrolado puede sufrir amputación de algún miembro de su cuerpo, una pequeña herida puede trastornarse en un desequilibrio en la circulación sanguínea, la pérdida de la visión o de peso corporal no es sólo por hipertensión arterial y eso se confirma con un chequeo médico y seguimiento del paciente, lo cual significa que estamos ante una enfermedad muy peligrosa, mortal.
Cuba cuenta con un programa específico para la diabetes en todas sus tipos: la mellitus tipo 1 y 2; por defectos genéticos de la función de células beta; la acción insulínica; por enfermedades del páncreas exocrino; endocrinas; inducida por medicamentos o sustancias químicas, por infecciones; formas raras de origen inmunológico; por otros síndromes genéticos a veces asociados a DM, incluso, diabetes gestacional.
Muy reciente, en este sentido, el posicionamiento mundial que ha tenido el producto cubano Heberprot-P, medicamento novedoso y único prescrito para la terapia de la úlcera del pie diabético basado en el factor de crecimiento humano recombinante, mediante infiltración intralesional –directamente- en el sitio de la herida.
No pocas veces se ha reiterado que la diabetes mellitus es una enfermedad frecuente en los ancianos y su prevalencia aumenta con la edad; que la mayoría de los adultos tienen una alteración en la secreción de insulina y en la sensibilidad periférica a esta hormona, lo que favorece la aparición de la DM a esta edad.
Los objetivos terapéuticos dependen de la situación funcional del enfermo, así la educación, la dieta y el ejercicio físico son pilares básicos en el tratamiento no farmacológico. Se debe utilizar insulina en circunstancias especiales. El tratamiento de la comorbilidad es de gran importancia en el tratamiento integral a estos pacientes.
Significa que Cuba no descansa ante la prevalencia de la diabetes, pero insólito, la política genocida del bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba también impacta -negativamente- en la salud de los enfermos, tanto niños, jóvenes como adultos, en tanto los servicios son gratuitos en toda la nación, pero desde Norteamérica se regulan los suministros, compras de insumos y medicamentos, incluso, hasta las investigaciones científicas.
Solamente, en el caso de la salud pública, Cuba perdió en este sector un monto por un valor «de 239 millones 803 mil 690 dólares, cifra que supera en casi 80 millones las afectaciones reportadas en el período previo a la pandemia de la COVID-19 (abril de 2019 a marzo de 2020). Los daños acumulados a los servicios en esta esfera durante más de seis décadas de aplicación del bloqueo ascienden a 3 mil 625 millones 840 mil 594 dólares.»
Las protestas contra esta criminal política contra Cuba no cesan, por eso no es casual que la mayoría en la ONU rechazó la presión desde la Casa Blanca y eso lo agradecen los diabéticos, sus médicos y enfermeras, todos preocupados por el mejor amanecer de cada paciente.
