Justino Emilio González Díaz, de 57 años de edad, se considera «un hombre bastante joven y de buen corazón, siempre dispuesto a ayudar a otros y con muchos deseos de vivir». Su mayor motivación es ver crecer a su familia en este mundo lleno de tantos problemas generados por el odio y el abuso de los poderosos contra los más débiles.
Este cubano que reside en el humilde barrio de Planta, al suroeste de la ciudad de Santiago de Cuba, lleva más de 15 años lidiando con una coxartrosis de cadera, un padecimiento que se ha agravado en los últimos tiempos, especialmente durante la pandemia de COVID-19. Los dolores agudos y la dificultad para caminar le impiden llevar una vida normal y a veces, incluso, le resulta difícil levantarse por sí solo.
Los médicos han determinado que la solución a su caso es someterse a una operación de prótesis total de cadera, un procedimiento complicado pero factible cuando se cuenta con los recursos necesarios, sin embargo, en el caso de Cuba, esto se convierte en un desafío casi imposible debido al férreo bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos durante más de 60 años.
En una reciente conferencia de prensa, Bruno Rodríguez, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, denunció una vez más los daños financieros y humanos causados al país debido a la obstinada política de bloqueo, que ascienden a unos 160 mil millones de dólares. Esta cifra pueden parecer emocionales o anecdóticas, pero cuando se enfrenta la realidad descrita por Justino, el panorama cambia y la incertidumbre, la impotencia y el desánimo se apoderan de él.
Finalmente, Justino pudo someterse a la operación de la cadera derecha en abril pasado y afirma que los dolores en esa parte de su cuerpo han desaparecido en más del 99 por ciento, pero para lograrlo tuvo que auto asegurarse la mayor parte del material necesario, el cual fue donado por amigos y familiares dentro y fuera del país, ya que escasean o simplemente no existen en los hospitales y en el sistema de salud en general.
Han transcurrido seis meses desde la intervención quirúrgica de la cadera derecha y, como su recuperación ha sido positiva, Justino está considerando someterse a una operación en la cadera izquierda, sin embargo, se siente abrumado por la gestión de los recursos, ya que a veces piensa que no podrá conseguirlos. Elementos tan básicos como guantes, hilos quirúrgicos, yodo, esparadrapo y sondas vesicales suelen estar ausentes con frecuencia en nuestras instalaciones hospitalarias.
A pesar de todo, Justino está contento con lo logrado en términos de salud y, aunque aún está a mitad del camino hacia la solución definitiva, reconoce que puede haber casos aislados de desatención que dependen de los propios cubanos, pero el bloqueo exterior “es una realidad que nos causa mucho daño”.