¡Si mis nietos pudieran como los niños de tu barrio!

Tengo amigos en diversos países con quienes mantengo un intercambio fluido, y otros con quienes me comunico de manera ocasional; también cuento con “amigos” en las redes sociales que aseguran estar bien conectados y al tanto de los problemas que afectan a Cuba y, algunos de ellos sostienen firmemente que las dificultades que enfrentamos son exclusivamente el resultado de nuestras propias deficiencias e insuficiencias, adoptando así la narrativa promovida por el imperio norteamericano que nos cataloga como un «estado fallido».

Dentro de ese grupo también se encuentran, por supuesto, los desinformados, confundidos y los que nos odian, incapaces de reconocer que, además de nuestras propias limitaciones, existe una política y leyes conocidas como bloqueo económico y financiero, proyecto genocida que por más de 60 años ha generado numerosas angustias en la población cubana.

Quienes nos desprecian siempre están al acecho de cualquier detalle que suceda en Cuba; lo distorsionan, lo publican, lo amplifican y, detrás de ellos, se encuentran personas desinformadas, confundidas e ingenuas que lo aceptan como verdadero y comienzan a especular.

Los cubanos no vivimos aislados, y ciertamente ocurren cosas en nuestro país, pero no están institucionalizadas ni constituyen la esencia de nuestra vida cotidiana; además, podemos afirmar con orgullo que Cuba es uno de los países más seguros en este mundo nuestro.

Y miren ustedes, hace unas horas sentado en un parquecito de mi barrio, gravé a un grupo de niños que jugaban un poco más allá de mí y le mostré el video a unos amigos y noté que a una señora les salían las lágrimas. Al preguntarle el porqué de su estado depresivo, fue enfática: «Agradezco las oportunidades que me ha brindado este país donde vivo y reconozco que tengo resueltas mis principales necesidades materiales, pero mis nietos, Joel, no pueden disfrutar de un espacio público como ese, como lo hacen los niños de tu barrio, con tanta felicidad». “Son añoranzas”, le dije, y me respondió, “no, es el temor a la inseguridad”, y dirigimos la conversación hacia otros asuntos menos sensibles.

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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
El secretismo no es política de estado, sin embargo, hay directivos en entidades que lo practican...
Hay que adelantarse a los acontecimientos. La ingenuidad en la comunicación, cuesta.
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La señora de la historia es una santiaguera que lleva más de 40 años viviendo en el exterior, ha trabajado duro para labrarse su camino de «bienestar» y «no vivo mal, me asegura, pero sin dejar de reconocer las insuficiencias internas, sé del daño que el bloqueo les hace», enfatiza. Ama a Cuba y en especial a Santiago de Cuba, y mantiene una relación activa con los compañeros de carrera y del centro donde estudió idioma extranjero.

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