Crear riquezas materiales, producir y distribuir lo que se tiene con equidad y justicia social, deviene convocatoria a todas las estructuras de la sociedad y al pueblo para contribuir a eliminar la crisis económica, que afecta a todo el país.
No se trata de simples aspiraciones, sino de un desafío real a la inteligencia, la voluntad y la organización coherente y consciente de lo que se necesita para ir saliendo de los problemas. En este accionar imprescindible resalta el rol que corresponde a todas las direcciones administrativas, encargadas de la satisfacción de las necesidades elementales del pueblo, a ultranza de los obstáculos reales.
Como se conoce son diversos los problemas que afectan a la población, sobre todo lo relacionado por la necesaria alimentación diaria y la contradicción entre la adquisición de los productos y los precios excesivos, inalcanzables para muchos. Es una realidad que, con independencia de las causas conocidas, puede aliviarse con una gestión atemperada a las urgencias.
No es menos cierto que, por las mismas razones de asfixia, ha faltado el necesario financiamiento para adquirir los productos, no ha progresado una comercialización por las amenazas de sanciones del Gobierno norteamericano a los que han osado venderle algo a Cuba o por estar incluidos en la espuria lista de patrocinadores del terrorismo, pero ante tales hechos corresponde un proceder cabal y eso significa cambiar las reglas del juego con creatividad y raciocinio.
Por eso el concepto de unidad cobra mucho valor, en el sentido de trasversalizar las relaciones entre las entidades que determinan el pan de cada día. En nuestro escenario nacional sobran ejemplos de cooperación en momentos de desastres naturales, de accidentes y de epidemias, entre otros trágicos sucesos, donde los recursos necesarios se han garantizado con la participación de todos los organismos.
Los cubanos somos solidarios por excelencia, pero en ocasiones nos falta una organización ágil y oportuna sobre todo a nivel de base; sucede en el diario acontecer como es, por ejemplo, en la no distribución a tiempo de determinado producto por falta de transporte, que pudo ser resuelto con otra entidad.
Es cierto que el esfuerzo de los gobiernos locales y todas las estructuras administrativas es heroico, pero quedan vías por agotar ante otras muchas necesidades y, además, reforzar el pensamiento creativo y consciente de que se puede hacer. Cualquier tarea, por difícil que sea, debe estar prendida de amor, lealtad, credibilidad y confianza con el acompañamiento siempre del pueblo. Al decir del Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, “vamos a salir adelante, y sí hay salida, y sí vamos a salir”.
