Cuando se afirma que a los cubanos no hay quien pueda sofocarlos, no son simples palabras al calor de un discurso o en una discusión espontánea en cualquier espacio de nuestra geografía, sino algo probado en muchos momentos del decurso histórico de este archipiélago.
Ante la situación de crisis económica que vive el país muchas son las alternativas, que se han implementado para resolver algunas carencias y solucionar algunos déficit. Si bien las soluciones, no siempre tienen la efectividad deseada, en relación con un poder adquisitivo equilibrado, por el recrudecimiento del bloqueo, constituyen opciones paliativas para muchos.
Las Mipymes se anotan entre las vías implementadas para atenuar la escasez de productos y componentes esenciales destinados, esencialmente, a la alimentación, y aunque han cobrado fuerza en esta etapa de mayor carencia, su formulación ya ocupaba espacio en los lineamientos del Partido.
En el municipio Santiago de Cuba existen 359 actores económicos, de ellos 353, privados, 3 estatales y 3 cooperativas no agropecuarias, las que disponen de una amplia oferta de productos, en su mayoría importados. Como sucede en el resto del territorio nacional, muchos buscan un financiamiento en un mercado de divisas y tienen mayor facilidad para su adquisición, sin las limitaciones que impone el bloqueo y la falta de financiamiento existente por la misma razón.
Es un hecho comprensible, pero el asunto está en los precios excesivos, que no se corresponden con la posibilidad real de buena parte de la población, sobre todo con la constancia diaria que demanda la alimentación de los seres humanos. Es una realidad conocida por el Estado y cómo afirmara recientemente el Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez se están haciendo valoraciones porque “tienen que haber reglas claras, precisas y coherentes, que no permitan que hayan distorsiones… se han generado desigualdades desde el período especial, pero estamos viviendo una crisis…”.
Lo cierto es que, el diario acontecer es muy duro para la familia cubana, pero a pesar de las difíciles circunstancias y de esas desigualdades, el Estado protege a todos por igual, con independencia del nivel de ingreso de cada nativo, de ahí la canasta básica que se entrega a todos, aunque muchos no la necesiten.
Al país le cuesta mucho adquirir los productos elementales para cada mes, pero no hace diferencias de ningún tipo. En otra formación económica social, en las actuales condiciones de crisis, sería sálvese quien pueda, pero nuestro sistema se fundamenta en el socialismo y defiende la equidad y la justicia social.
El problema está dado y se implementan soluciones, pero a la par toca, como dijo Díaz Canel, “hacer obra de creación heroica. Tenemos que construir heroicamente y creativamente el socialismo del siglo XXI en Cuba”.
Los cubanos siempre se levantan, a ultranza de desastres naturales, accidentes, sucesos inevitables o de aquellos que nacen de la perversidad de los enemigos de la Revolución y, como en otras etapas, saldrán de esta crisis, victoriosos.
El problema no está en las Mipymes, sino la distorsión con la que han surgido algunas, creo yo. Entonces lo que hay que hacer es rectificar.