Ella es un océano, tan profunda como el Atlántico; atractiva a la par del sur del Caribe; serena como el horizonte de cada puesta del sol oriental; indetenible como las olas que bañan el litoral santiaguero, transparente y franca, cuál dueña de los fluidos que inundan su historia de vida, común y sincera, cubana, aunque su nombre simule el Mar de Giola.
Hacia esas aguas, aparentemente, tranquilas y conocidas, nado, luego me lanzo en franco trampolín y floto al saber su nombre real: Margiola Sánchez del Campo, Orden Mariana Grajales.
“En el año 2009 –dice Margiola- a propuesta de la Federación de Mujeres Cubanas se inicia el montaje del Memorial Vilma Espín Guillois, el cual quedó inaugurado el 7 de abril de 2010, precisamente, en la casa donde vivió por 20 años la fundadora de la FMC y acogió visitas de Frank País, porque aquí estuvo el estado mayor del levantamiento armado del 30 de noviembre en Santiago de Cuba.”
Cubana por excelencia, de baja estatura, profunda en su mirada, es Margiola Sánchez, hoy jubilada, pero no retirada, al frente del rescate del archivo provincial de la federación de Mujeres Cubanas, de ahí su aprehensión de cada detalle involucrado en la vida y obra de las santiagueras.
“Aquí en el Memorial Vilma contamos con un archivo creciente de las actividades de la FMC, la lucha clandestina, la escala al pico Turquino, su boda en el Segundo Frente en pleno período de guerra, el triunfo de enero, todos los congresos femeninos, los proyectos sociales y económicos, la mujer en la defensa, en la capacitación, como madre, esposa e hija”, dijo a tvsantiago, Margiola Sánchez del Campo.
Sus labios bañan los recuerdos de la guerrillera Guillois, a quien conoció muy cerca, porque mi interlocutora Sánchez del Campo, fue directora del Memorial Vilma Espín, ubicado en la calle San Gerónimo, número 473, otrora inmueble donde vivió la combatiente clandestina, fiel a Frank País en el difícil, pero no imposible objetivo por el levantamiento armado de Santiago de Cuba contra la tiranía de Fulgencio Batista y Zaldívar.
Margiola es un nombre poco común, pero la diferencia no sólo la marca en su carnet de identidad; hoy es una esas pocas mujeres nacidas después del triunfo de la Revolución con la Orden Mariana Grajales, en tanto mi interlocutora es una heroína de estos tiempos, cuadro de la Unión de Jóvenes Comunistas y de la FMC, no escatima para sus constantes intercambios con las federadas, sus familias, la vecindad, desentrañar la obra bella, aplicar la empatía y seguir a fondo en defensa de la mujer.
“Dirigir el Memorial, reconoce Margiola Sánchez, me llevó a una madurez mayor y rápido, porque tuve que dirigir un colectivo y, al mismo tiempo, trabajar en la defensa del legado de Vilma y los retos ante muchas ideas suyas a seguir con mayor profundidad, y eso reconforta.”
A Margiola Sánchez del Campo la conocí cuando éramos estudiantes del nivel universitario donde se licenció en Español y Literatura, del Instituto Superior Pedagógico Frank País, entonces, en 1984 decidió seguir como profesora por casi un lustro.
Consta en su aval que estamos en presencia de la Educadora Ejemplar, con la Distinción 23 de Agosto y la Orden Ana Betancourt, 2010; delegada en varios congresos de la FMC y muchos reconocimientos, pero el mayor, su nombre acuñado: Margiola Sánchez del Campo, Orden Mariana Grajales.
Lo que confirma que estamos ante una Mujer – Océano, tan profunda como el Atlántico; atractiva a la par del sur del Caribe; serena como el horizonte de cada puesta del sol oriental; indetenible como las olas que bañan el litoral santiaguero, transparente y franca, cuál dueña de los fluidos que inundan su historia de vida, común y sincera, cubana, aunque su nombre simule el Mar de Giola.