Un acto de alto sentido humanitario, de bondad y altruismo ha sido siempre la donación de sangre voluntaria, proceder que identifica a la sociedad cubana a través de sus organizaciones sociales y de masas, y los trabajadores en general, con la suerte de un sistema de salud, asentado en sólidos principios.
Para los santiagueros, al igual que para todos los nativos del archipiélago, donar sangre no constituye algo novedoso, sino propio de un acontecer nacional, donde los valores son inherentes a cada individuo, génesis de la magna obra revolucionaria; de ahí que poco tiempo después de ser creados los CDR (1960), organización representativa del pueblo, esta asume entre sus tareas principales las donaciones de sangre de manera voluntaria.
De hecho sería imposible cuantificar la cantidad de donaciones de sangre aportadas por los cederistas de la provincia en las más de seis décadas transcurridas, baste el reconocimiento tácito de una cifra actual de 36 000 al año, con un promedio de 3 mil mensualmente. En lo que va del presente 18 203 miembros han donado su sangre, como saludo al X Congreso de la organización.
Este suceso que acontece como algo natural, en la geografía cubana trasciende en dos dimensiones: en el crecimiento de valores de aquellos, quienes aportan su sangre para contribuir a salvar la vida de otros ante acontecimientos inusitados, procedimientos quirúrgicos, graves patologías y carencias importantes de algunos de sus componentes, y por aportar elementos esenciales destinados a la elaboración de medicamentos y reactivos, y el uso del plasma, entre otros fines, todos en razón de la salud.
Según se conoce, las transfusiones facilitan la circulación de la sangre, evitan los problemas cardiovasculares y favorecen la función pulmonar, entre otros muchos aportes. Si el paciente tiene algún déficit para coagular se beneficia con la donación, ya que de esta se extraen los factores necesarios y al ser transfundido se le garantiza la vida.
La historia recoge muchos momentos en que miles de cederistas, ante la ocurrencia de desastres naturales o graves accidentes, dentro o fuera del territorio nacional, se han presentado para donar su sangre. Así ha sucedido ante la presencia devastadora de sismos en diferentes países, proceder que revela la grandeza de hombres y mujeres, miembros de la organización de la familia cubana.
Y es que la inmensa mayoría del pueblo alistada en los Comités de Defensa la Revolución es eminentemente portadora de esa elevada virtud, de siempre estar dispuesta a garantizar la vida de las personas, a cambio de la satisfacción y el orgullo de ser cubano. Es un gran premio, fruto de la solidaridad, el altruismo y el especial sentido humano en una tarea concebida a partir de bases éticas, científicas y técnicas. en ese proceso esencial en la vida de muchos, las donaciones de sangre.
